Por tercer año consecutivo, como mínimo 251 periodistas se encuentran encarcelados en todo el mundo, lo cual podría indicar que la respuesta autoritaria a la cobertura informativa crítica va más allá de un incremento temporal. China, Egipto y Arabia Saudita tienen a más periodistas en la cárcel que el año pasado, mientras que Turquía sigue ocupando el primer lugar a escala mundial en cuanto a la cifra de periodistas encarcelados. Un informe especial del CPJ, elaborado por Elana Beiser
Publicado el 13 de diciembre de 2018
NUEVA YORK
Nuevas oleadas represivas en China, Egipto y Arabia Saudita sustentaron la ofensiva global contra la libertad de prensa en 2018 por tercer año consecutivo. En esta edición anual de su análisis global, el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés) constató que, como mínimo, 251 periodistas se encuentran en prisión por su labor informativa, pese a que Turquía –todavía el líder mundial en el encarcelamiento de periodistas– liberó a un pequeño grupo.
En los últimos tres años, el CPJ ha constatado la mayor cifra de periodistas presos desde que el CPJ comenzó a recopilar estadísticas al respecto, y en 2016 y 2017 las cifras alcanzaron nuevas cotas. Por tercer año consecutivo, más de la mitad de la cifra de periodistas presos en todo el mundo correspondió a Turquía, China y Egipto.
La mayoría de los periodistas presos a escala mundial (70 %) han sido acusados de cometer delitos contra el Estado, como por ejemplo pertenecer a grupos considerados por las autoridades como organizaciones terroristas, o colaborar con ellos. La cantidad de periodistas presos por el delito de difundir “noticias falsas” ascendió a 28 en todo el mundo, en comparación con nueve hace sólo dos años. Egipto ha encarcelado la mayor cantidad de periodistas por el delito de difundir noticias falsas, con 19, seguido por Camerún (4), Ruanda (3) y China (1) y Marruecos (1). Este incremento se da ante el auge mundial de la retórica sobre las “noticias falsas“, de la cual el presidente estadounidense Donald Trump es el mayor protagonista.
El aumento de la cifra de periodistas presos en China –con 47 detrás de las rejas– refleja la última oleada de persecución contra la minoría étnica uigur en la región de Xinjiang. Las autoridades chinas encarcelaron a, como mínimo, 10 periodistas sin presentar ninguna acusación contra ellos, todos en Xinjiang, región respecto a la cual las Naciones Unidas ha acusado a Beijing de la vigilancia masiva y la detención sin juicio de aproximadamente un millón de personas. En el caso más difundido, Lu Guang, fotógrafo freelance y residente estadounidense cuyo trabajo sobre cuestiones ambientales y sociales en China le ha hecho acreedor de premios de la World Press Photo Foundation y de National Geographic, desapareció en Xinjiang a principios de noviembre. Posteriormente, las autoridades le confirmaron a la familia que había sido arrestado, pero no han divulgado ni su paradero ni el motivo para detenerlo.
Por otra parte, el presidente Xi Jinping gradualmente ha aumentado el control sobre el poder desde que asumió el cargo, en 2013; este año, las autoridades fortalecieron la regulación de la tecnología que pueda burlar el tristemente famoso sistema de censura cibernética chino, difundieron listas de medios de prensa “aprobados”, e inhabilitaron para ejercer el Derecho a abogados que representan a periodistas presos, según lo ha constatado el CPJ. Mientras el presidente Trump presiona repetidamente a Beijing por sus prácticas comerciales y tecnológicas, los derechos humanos –como la libertad de prensa y la oleada represiva en Xinjiang– no han aparecido en los titulares.
En Egipto, como mínimo 25 periodistas están en prisión, pues el Gobierno del presidente Abdel Fattah el-Sisi ha aumentado el arresto de periodistas y los ha incorporado a juicios masivos en curso. Mohamed Ibrahim, un bloguero conocido como “Mohamed Oxígeno” que ha informado sobre denuncias de irregularidades electorales y abuso policial, es uno en un grupo de más de 40 procesados que han sido acusados de difundir noticias falsas y pertenecer a un grupo proscrito. Fiscales a cargo de delitos contra la seguridad nacional siguen prorrogando el plazo de 15 días de detención previa a juicio de Oxígeno desde que fue arrestado en abril.
Incluso después de los juicios, las autoridades egipcias van a extremos transparentemente ridículos con tal de mantener presos a periodistas críticos. El fotoperiodista Mahmoud Abou Zeid, conocido como Shawkan, ha estado encarcelado desde el 14 de agosto de 2013, cuando fue arrestado mientras cubría enfrentamientos entre fuerzas de seguridad egipcias y partidarios del derrocado presidente Mohamed Morsi. Primero, las autoridades encarcelaron a Shawkan por dos años sin presentar ninguna acusación contra él; luego lo enjuiciaron por los delitos de posesión de arma de fuego, reunión ilegal, asesinato e intento de asesinato. El 8 de septiembre de 2018, un tribunal declaró culpable a Shawkan de asesinato y afiliación a un grupo terrorista y lo sentenció a una pena de cinco años de cárcel –plazo que él ya había cumplido–. Ahora las autoridades han retenido a Shawkan en prisión por seis meses más por no pagar multas relacionadas con daños no especificados causados durante las protestas de 2013, según su abogado. En 2016, el CPJ honró a Shawkan con el Premio Internacional de la Libertad de Prensa.
Arabia Saudita, bajo intenso escrutinio por el asesinato del exiliado y crítico columnista del diario The Washington Post Jamal Khashoggi en el consulado saudita en Estambul, en octubre, recrudeció la represión contra los periodistas nacionales, y para el 1 de diciembre, como mínimo, 16 periodistas estaban encarcelados. Entre los presos se encuentran cuatro mujeres periodistas que escribieron sobre los derechos de la mujer en Arabia Saudita, inclusive sobre la prohibición de conducir autos que pesaba contra la mujer y que fue levantada en junio.
Pese a que el presidente turco Recep Tayyip Erdoğan ha sido el crítico más feroz de Arabia Saudita por el asesinato de Khashoggi, su Gobierno siguió encarcelando a más periodistas que cualquier otro del planeta. El CPJ constató que, como mínimo, 68 periodistas se encuentran encarcelados por su trabajo en Turquía, lo que representa una pequeña reducción en comparación con años anteriores. En el transcurso del año, decenas de periodistas han sido encarcelados o liberados, mientras los fiscales continúan solicitando órdenes de arresto y formulando nuevos cargos penales, y los tribunales ordenaron la liberación de algunos periodistas a la espera de juicio y absolvieron a otros. Por tercer año consecutivo, cada periodista que se encuentra preso en Turquía es acusado de cometer delitos contra el Estado.
Erdoğan comenzó la ofensiva contra la prensa antes del fallido intento golpista de 2016, pero posteriormente la intensificó, y cerró por decreto a más de 100 medios de prensa. Otras personas no relacionadas directamente con la profesión periodística también son vulnerables. La relación de periodistas encarcelados del CPJ no incluye a los 13 empleados de la imprenta Gün –entre ellos su propietario, un guardia de seguridad y varios operarios de máquinas– que permanecen encarcelados. Evidentemente, su “delito” es haber imprimido Özgürlükçü Demokrasi, un diario simpatizante de los kurdos que el Gobierno controló y finalmente cerró. Varios periodistas afiliados con el periódico, quienes sí figuran en la relación de periodistas presos, permanecen detenidos por acusaciones de apoyar al proscrito Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK, por sus siglas en kurdo). Docenas de otros periodistas turcos están acusados de pertenecer al PKK o a un presunto grupo terrorista dirigido por el predicador exiliado Fethullah Gülen, al cual el Gobierno responsabiliza por el intento de golpe de Estado.
Eritrea completa el grupo de los cinco países con la mayor cantidad de periodistas presos. Con 16 periodistas encarcelados, Eritrea sigue encarcelando a más periodistas que cualquier otro país del África subsahariana; Camerún le sigue, con siete comunicadores presos. La mayoría de los periodistas encarcelados en Eritrea han estado en prisión desde que el presidente Isaías Afwerki abruptamente cerró a los medios independientes en 2001, y se desconoce si todos están vivos. La falta de avances en la libertad de prensa y otros derechos humanos en Eritrea contrasta con la vecina Etiopía; los dos países firmaron un acuerdo de paz en junio tras dos décadas de hostilidad, según informaciones de prensa. Por primera vez desde 2004, el CPJ constató que no existía ningún periodista encarcelado por su trabajo en Etiopía.
Otros países que encarcelaron a periodistas fueron Vietnam (11) y Azerbaiyán (10). Sin embargo, en Uzbekistán el CPJ constató que no había ningún periodista encarcelado, por primera vez en dos décadas.
La cifra de comunicadores presos en Siria disminuyó en 2018, pero solamente porque en 2018 las autoridades admitieron que uno de los siete periodistas presos por años en ese país, el fotoperiodista freelance Osama al-Habaly, había muerto en prisión. Este año las autoridades también confirmaron que Niraz Saeed, un fotoperiodista palestino-sirio, había sido ejecutado en 2016 luego de tres años en prisión. Saeed no había figurado en la relación de casos anterior del CPJ a petición de su familia.
En Estados Unidos, donde los periodistas hicieron frente a una retórica hostil y a la violencia fatal en 2018, ningún periodista se encontraba preso al 1 de diciembre, aunque nueve fueron arrestados en el transcurso del año, según el U.S. Press Freedom Tracker, del cual el CPJ es uno de los socios. Además, durante el último año y medio, el CPJ ha documentado o prestado asistencia en los casos de por lo menos siete periodistas extranjeros que se encuentran solicitando asilo en los Estados Unidos debido a amenazas relacionadas con el ejercicio del periodismo en sus países de origen, quienes se encontraban en detención prolongada a manos del Servicio de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos (U.S. Immigration and Customs Enforcement, ICE).
Venezuela es el país de las Américas que mantiene a más periodistas en prisión, con tres comunicadores presos al 1 de diciembre; y en Brasil un periodista deportivo fue encarcelado por difamación.
Otros hallazgos de la relación de periodistas presos del CPJ:
- El 98 % de los periodistas presos son periodistas nacionales, encarcelados por sus propios Gobiernos. Los cinco periodistas extranjeros en la relación de periodistas presos del CPJ incluyen a un periodista ucraniano preso en Rusia y a un periodista ruso preso en Ucrania.
- De todos los periodistas presos, 33 (el 13 %) son del sexo femenino, un aumento en comparación con el 8 % del año pasado.
- Los periodistas freelance representaron el 30 % de los comunicadores encarcelados, cifra acorde con la tendencia de los últimos años.
- La política es el tema informativo más peligroso, seguida de los derechos humanos. Entre los periodistas presos por cubrir el tema de los derechos humanos se encuentran Wa Lone y Kyaw Soe Oo, dos reporteros de la agencia Reuters en Myanmar que fueron sentenciados a una pena de siete años de cárcel por la presunta violación de la Ley de Secretos Oficiales debido a informaciones periodísticas que revelaron atrocidades de las fuerzas militares en el estado de Rakhine.
En 2018, CPJ identificó varios casos de periodistas que habian sigo encarcelados en épocas comprendidas en censos anteriores. Estos periodistas aparecen por primera vez en el censo de 2018 debido a que, al momento de su arresto, la organización no estaba al tanto del arresto o no tenía informacion para vincularla al ejercicio del periodismo. Como resultado de ello, el número de periodistas encarcelados en 2017 ha sido ajustado en la base de datos a 272. La relación de periodistas presos solamente incluye a los periodistas encarcelados por las autoridades gubernamentales y excluye a los que han desaparecido o permanecen en cautiverio en poder de actores no estatales. (Tales casos –como los de varios periodistas cautivos de los rebeldes hutís en el conflicto del Yemen y el de un periodista ucraniano cautivo de los separatistas prorrusos en el oriente de Ucrania– se clasifican como “desaparecidos” o “secuestrados”). El CPJ estima que docenas de periodistas están desaparecidos o secuestrados en el Medio Oriente y África del Norte como resultado de los conflictos del Yemen, Siria, Iraq y Libia.
El CPJ define como periodistas a personas que cubren las noticias o emiten comentarios sobre asuntos de interés para la sociedad en medios como impresos, fotografías, radio, televisión e Internet. En sus estadísticas anuales sobre periodistas presos, el CPJ solamente incluye a los periodistas que, según ha corroborado, han sido encarcelados por su labor informativa.
El CPJ considera que un periodista no debe ser encarcelado por su labor informativa. En el último año, la labor en defensa de la libertad de prensa del CPJ contribuyó a la liberación adelantada de, como mínimo, 79 periodistas presos en todo el mundo.
La relación de casos del CPJ refleja el total de periodistas encarcelados al 1 de diciembre de 2018, y no incluye a los numerosos periodistas que han sido encarcelados y liberados a lo largo del año. Los datos sobre esos casos pueden consultarse en https://cpj-preprod.go-vip.net. Los periodistas permanecen en la relación de casos del CPJ hasta que la organización determina con razonable certeza que han sido liberados o han fallecido en cautiverio.
Elana Beiser es directora editorial del CPJ. Anteriormente se desempeñó como editora de Dow Jones Newswires y del diario The Wall Street Journal en Nueva York, Londres, Bruselas, Singapur y Hong Kong.