Por Jan-Albert Hootsen, representante del CPJ en México
Durante aproximadamente dos meses, la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos contra la Libertad de Expresión (FEADLE) llevó una existencia nómada, pues su sede resultó dañada en el terremoto del 19 de septiembre, que dejó un saldo de casi 400 víctimas mortales en Ciudad de México y sus alrededores. El organismo ya cuenta con una nueva sede, pero el desastre natural solamente sirvió para retrasar aun más su trabajo de investigar los ataques contra la prensa.
“Es bueno tener un lugar propio de nuevo”, declaró al CPJ en diciembre Ricardo Sánchez Pérez del Pozo, quien ha sido titular de la FEADLE desde mayo. “Movernos de un lado a otro dificultó seriamente nuestra capacidad de trabajo”.
El alivio de Sánchez es entendible, pero pocos periodistas en México se solidarizarán con su situación. La fiscalía especial, como la mayoría de los organismos de seguridad pública del país, constantemente recibe críticas de las organizaciones de libertad de prensa y del gremio periodístico, y con razón. La FEADLE, conocida por sus carencias de personal y de financiamiento, hasta el momento parece ser impotente para evitar los ataques contra periodistas o siquiera enjuiciar a los autores.
De acuerdo con Sánchez, desde que él asumió el cargo en el 2017, él ha tomado medidas para tratar de responder a las críticas, como por ejemplo modificar la forma como la FEADLE investiga los casos, contratar más personal y colaborar con organizaciones de la sociedad civil, entre ellas el CPJ, en formas de mejorar su metodología.
Las mejoras se necesitan con urgencia. México es el país más peligroso para el ejercicio del periodismo en el hemisferio occidental. Como mínimo 22 periodistas mexicanos han sido asesinados en relación directa con su labor informativa desde 2010, cuando se fundó la FEADLE, y seis de esos asesinatos ocurrieron el año pasado, según datos del CPJ. En otros 31 casos, el CPJ sigue sus investigaciones para determinar si existen vínculos entre el trabajo periodístico de la víctima y el asesinato. La situación es exacerbada por una impunidad prácticamente absoluta que hace que México ocupe el sexto puesto en el índice anual del CPJ sobre los países donde los periodistas resultan asesinados y los autores de los crímenes andan impunes.
“La FEADLE es un desastre, es un simulacro”, declaró Emilio Álvarez Icaza, ex secretario ejecutivo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. “No están logrando ningún resultado en lo absoluto. Ningún arresto, ninguna condena, nada”.
La aprobación de reformas judiciales y constitucionales en 2012 y 2013 le permitió a la FEADLE atraer las investigaciones de las autoridades locales con ciertas condiciones, como por ejemplo si se sospecha del involucramiento de los funcionarios locales. Pero el organismo ha ejercido la llamada “facultad de atracción” apenas cuatro veces en 2016, el año más reciente sobre el cual el organismo puede dar cifras. Sánchez declaró al CPJ que la cifra de 2017 también será baja, y que hasta el momento el organismo no ha atraído ninguno de los casos de periodistas asesinados el año pasado.
Además de no haber atraído más casos, el organismo ha tenido limitado éxito en lograr la apertura de procesos penales. Las estadísticas de la FEADLE muestran que de las 790 investigaciones abiertas desde 2010, solamente 118 llegaron a los tribunales. Y ni una sola investigación de asesinato dirigida por la FEADLE ha traído como resultado una condena.
La única condena que se obtuvo en 2017 por el asesinato de un periodista, según datos del CPJ, fue en el caso del periodista de Oaxaca Marco Hernández Bautista, pero la investigación fue dirigida por la Procuraduría General de Justicia del Estado, no por la FEADLE.
“Sabemos que tenemos mucho trabajo que hacer, de nada sirve negar que hay problemas”, Sánchez declaró al CPJ. “Sin embargo, estamos trabajando duro para mejorar nuestro desempeño”.
Parte del escaso éxito de la FEADLE se explica por las limitaciones de personal. Sánchez tiene que contratar a nuevos funcionarios a partir de un grupo existente de investigadores de la Procuraduría General de la República. Además, el organismo ha tenido tres titulares desde que el presidente Enrique Peña Nieto asumió el cargo en 2012.
Organizaciones de libertad de prensa, periodistas y funcionarios que conocen el funcionamiento interno de la FEADLE, en numerosas ocasiones han advertido que la FEADLE continuamente carece de suficiente personal y han criticado a sus investigadores.
“El desempeño de la FEADLE, hasta este día, ha sido completamente insuficiente”, declaró Sara Mendiola, directora de Propuesta Cívica, organización con sede en Ciudad de México que les ofrece a los periodistas asistencia jurídica gratuita. “Parte del problema es que sus fiscales están insuficientemente capacitados como para llevar a cabo investigaciones de calidad”.
Sánchez expresó que, para mejorar el desempeño del organismo, la FEADLE está ofreciendo mejor capacitación, creando nuevas metodologías investigativas y ampliando su ámbito. Además, la oficina de Sánchez estableció una Unidad de Análisis Contextual, que emplea a seis investigadores, para analizar las circunstancias en las cuales los periodistas son amenazados o atacados, con el objetivo de darles a las autoridades información en profundidad sobre los potenciales motivos.
La cantidad de fiscales y policías investigativos también ha aumentado a 22 y 15, respectivamente. Laura Borbolla Moreno, quien dirigió el organismo entre 2012 y 2015, había declarado al CPJ que la FEADLE contaba con 15 fiscales y 14 policías. Ni ella ni Sánchez pudieron confirmar las cifras de fiscales y policías asignados en la época del titular anterior, Ricardo Nájera.
Sánchez declaró que en la actualidad su equipo está dedicado a resolver una significativa acumulación de casos que se están procesando de conformidad con el sistema judicial anterior de México. Un nuevo sistema, que estableció normas investigativas más elevadas y permitió la celebración de audiencias abiertas, fue implementado el año pasado.
Sin embargo, muchos periodistas locales entrevistados por el CPJ manifestaron que mantendrán el escepticismo sobre la capacidad de la FEADLE de proteger a los periodistas hasta que obtenga más condenas y ejerza la facultad de atracción en más casos.
“La distancia entre la realidad y lo que la FEADLE realmente hace es enorme”, declaró Icaza. “Necesitamos seguir exigiendo, seguir insistiendo en que la FEADLE mejore, que aumente su desempeño”.
[Informaciones recogidas desde Ciudad de México]