Oaxaca, 21 de junio de 2016 – Las autoridades federales mexicanas deben investigar exhaustivamente el caso de un periodista que fue asesinado el domingo en el sureño estado de Oaxaca mientras cubría protestas; deben establecer un móvil; y deben llevar a todos los responsables ante la justicia, declaró hoy el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés).
Elidio Ramos Zárate, reportero del diario regional El Sur, recibió un disparo en la cabeza por parte de dos sujetos no identificados que se desplazaban en una motocicleta, según versiones periodísticas. Las autoridades hallaron el cadáver de Ramos Zárate en un restaurante a aproximadamente las 4.00 p.m. con una herida de bala mortal en el cuello. Un casquillo de bala de 9 milímetros fue encontrado en la escena del crimen. Según versiones periodísticas, Ramos Zárate comía en el lugar con Raúl Cano López, hermano del propietario de Punto Crítico, otro periódico regional. Cano López también murió en el ataque, y aún no se ha esclarecido si era uno de los blancos.
El ataque ocurrió poco después de que Ramos Zárate terminó de informar sobre varios bloqueos e incendios de autobuses realizados por maestros que protestaban en la ciudad de Juchitán. El sindicato de los maestros recientemente montó una serie de bloqueos y protagonizó marchas de protesta en toda Oaxaca y otros estados en oposición a reformas de la política educativa. En algunos lugares, la policía ha dispersado a la fuerza a los manifestantes.
El día anterior al asesinato, sujetos enmascarados habían amenazado a Ramos Zárate y a otros periodistas, el director de El Sur, Luciano Pacheco, declaró al CPJ. Un representante de El Sur declaró al sitio web noticioso mexicano Animal Político que los sujetos amenazaron a los periodistas con que no debían documentar actos de violencia.
“Instamos a las autoridades federales mexicanas a llevar a todos los responsables del asesinato de Elidio Ramos Zárate ante la justicia”, declaró Carlos Lauría, coordinador sénior del programa de las Américas del CPJ. “El vergonzoso historial de México en materia de impunidad no hace más que alentar a los que intentan acallar a los periodistas”.
Ramos Zárate, de 45 años de edad, era reportero de la fuente policial de El Sur y, según Pacheco, no había recibido amenazas por su trabajo hasta el fin de semana pasado. “Él no había recibido amenazas de muerte en el desempeño normal de su oficio. Esto fue algo, creemos, que ocurrió en el momento”, Pacheco declaró al CPJ.
Pacheco señaló que los periodistas de El Sur y otros medios habitualmente son objeto de actos de acoso y violencia durante las marchas de protestas y otros tipos de manifestaciones.
“Durante estas marchas frecuentemente los maltratan a empujones, los acosan, los insultan, los amenazan… les quitan el equipo”, Pacheco expresó al CPJ. “Como periodista, en esta zona y en estas situaciones, uno está extra expuesto. No estamos protegidos contra nadie. A veces son los manifestantes; otras veces, la policía; otras veces, los delincuentes, como ahora”.
Los enfrentamientos entre manifestantes y las fuerzas de seguridad son comunes en Oaxaca, un estado étnica y culturalmente diverso con una gran población indígena, con pobreza generalizada y con un rosario de conflictos sociales, según versiones de prensa. El istmo de Tehuantepec, una región de llanos tropical en el sureste de Oaxaca, donde está situado Juchitán, con frecuencia es escenario de tales enfrentamientos. De acuerdo con datos del CPJ, tres periodistas han sido asesinados en el estado en los últimos 18 meses.
México es uno de los países más peligrosos del mundo para el ejercicio del periodismo, según datos del CPJ. Desde 1992, por lo menos 36 periodistas han muerto asesinados en ese país por su labor informativa, mientras que decenas de otros han muerto en circunstancias no esclarecidas. México ocupó el octavo puesto en el Índice de Impunidad 2015 del CPJ, que se enfoca en los países donde mueren asesinados los periodistas y los autores de tales crímenes continúan impunes.