Bogotá, Colombia, 24 de mayo de 2016–Dos periodistas colombianos de televisión pudieran haber sido secuestrados en la peligrosa región del Catatumbo, en el noreste del país, informó hoy la empresa donde trabajan los periodistas. El reportero Diego D’Pablos y el camarógrafo Carlos Melo, del canal RCN de Bogotá, investigaban la desaparición de Salud Hernández-Mora, una periodista hispanocolombiana que fue vista por última vez en la tarde del sábado en el pueblo de El Tarra, según la empresa.
En una declaración, RCN TV afirmó que había perdido la comunicación con D’Pablos y Melo el lunes y que ambos pudieran haber sido secuestrados luego de salir para El Tarra horas antes ese mismo día. El pueblo se encuentra en una región que alberga a dos organizaciones guerrilleras y a bandas de narcotraficantes. La región también tiene mala recepción de telefonía móvil. Un periodista que declaró haber sido detenido brevemente por la guerrilla en la misma región, señaló que sus captores afirmaron que también habían retenido a D’Pablos y a Melo.
Diego Velosa, corresponsal de Blu Radio y el canal Caracol TV, de Bogotá, declaró a RCN que a él lo habían detenido brevemente junto con otros tres reporteros el lunes. Velosa afirmó que los rebeldes armados se acercaron al grupo y los llevaron a lo largo de un sendero y los mantuvieron cautivos por aproximadamente seis horas. Los captores se identificaron como integrantes del Ejército de Liberación Nacional (ELN), la más pequeña de las dos organizaciones guerrilleras marxistas de Colombia. Velosa refirió que los captores los acusaron de espiar y de viajar por la región sin permiso. Los reporteros sufrieron insultos y fueron obligados a entregar su equipo. Velosa sostuvo que, antes de que los liberaran, los rebeldes dijeron que estaban reteniendo a los dos reporteros de RCN. El ELN no se ha atribuido públicamente la responsabilidad por las desapariciones.
“Los y las periodistas que cubren el conflicto civil, el narcotráfico y la delincuencia en estas zonas apartadas están cumpliendo la esencial tarea de llevarles a los colombianos importantes noticias de amplio interés nacional, y las autoridades deben asegurar que ellos puedan hacerlo sin temor a represalias”, declaró Carlos Lauría, coordinador sénior del programa de las Américas del CPJ, con sede en Nueva York. “Todas las partes del conflicto civil colombiano deben hacer todo lo posible por garantizar la seguridad de todos los representantes de los medios y respetar su condición de civiles, reconocida en los instrumentos internacionales”.
Medios colombianos e internacionales enviaron reporteros a la región del Catatumbo esta semana luego de la desaparición de Hernández-Mora, quien es columnista del diario bogotano El Tiempo, informa para el diario madrileño El Mundo y es una de las periodistas más conocidas en Colombia. Hernández-Mora estaba informando sobre violaciones de los derechos humanos y sobre el tráfico de cocaína en la región. Ningún grupo ni ningún individuo se ha atribuido la responsabilidad por su desaparición.
El ELN, fundado en 1964, en parte financia su guerra secuestrando a civiles y pidiendo rescate por ellos. No obstante, el ELN ha mantenido un estrecho contacto con el presidente Juan Manuel Santos y su gobierno durante el último año y ambas partes tenían previsto comenzar negociaciones de paz. Frank Pearl, el principal negociador del gobierno ante el ELN, ha tratado de establecer contacto con la organización rebelde para averiguar si tiene a Hernández-Mora, pero no ha recibido respuesta, según versiones periodísticas.
El presidente Santos declaró hoy que había enviado al comandante del Ejército y al director de la Policía Nacional a la región del Catatumbo para dirigir la búsqueda de Hernández-Mora.
El general Jaime Vega, comandante de la policía en la región del Catatumbo, declaró hoy a RCN: “No sabemos quién estaría interesado en retener a Hernández, si de hecho ella está detenida. Hay muchos grupos armados en esta zona luchando por el tráfico de drogas, por eso es difícil saber cuál de estos grupos armados pudiera tener a la periodista”.
Los periodistas colombianos durante mucho tiempo han sido víctima de ataques en el conflicto armado del país. Desde 1992, por lo menos 47 periodistas han resultado asesinados en Colombia en relación con el quehacer informativo, según datos del CPJ. Aunque la violencia ha disminuido desde finales de los años 90 y principios de los años 2000, persisten las amenazas contra la prensa.