Por Geoffrey King, coordinador de Campañas de Internet, y Tom Lowenthal, tecnólogo
La semana pasada, el equipo de Campañas de Internet del Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés) viajó a Valencia, España, para participar en la primera edición del Circumvention Tech Festival: un cónclave de periodistas, activistas, tecnólogos y defensores de los derechos humanos unidos por el deseo de combatir la censura y la vigilancia. En el encuentro, más de 500 participantes inscritos procedentes de 40 países compartieron habilidades, estrategias y experiencias para combatir estos desafíos globales.
El festival es parte de un esfuerzo dentro de una campaña de mayor envergadura del CPJ –liderada por el equipo de Internet y con la participación de toda la organización– que tiene el propósito de proteger a los periodistas en una de las épocas más peligrosas para el ejercicio del periodismo, lo cual se refleja en investigaciones del CPJ que arrojan elevadas cifras de periodistas caídos o encarcelados por su labor informativa. La tecnología permite obtener un acceso sin precedentes a la información y plataformas de publicación para los periodistas, pero al mismo tiempo genera múltiples amenazas. Los perjuicios físicos, tecnológicos y sicosociales –desde el secuestro y los ataques cibernéticos hasta el trastorno de estrés postraumático– requieren una respuesta integral y proactiva, y el CPJ está involucrado de lleno en esta lucha.
Para dar unos ejemplos, el CPJ recientemente contribuyó a establecer un conjunto de principios y prácticas de seguridad globales para los periodistas freelance. El subdirector del CPJ, Robert Mahoney, se refirió acertadamente a ellos en una entrada de blog como “un compromiso moral por parte de las organizaciones de medios para tratar justamente a los periodistas freelance, mientras los periodistas freelance se disponen a prepararse plenamente antes de involucrarse en coberturas de riesgo”. El CPJ ha actualizado su Guía de Seguridad para Periodistas, que desde 2012 ha servido como recurso de referencia para los periodistas que intentan protegerse a sí mismos y a sus fuentes. Estamos interactuando con gobiernos y empresas, en la más reciente ocasión mediante una carta conjunta enviada al relator especial de las Naciones Unidas para la libertad de expresión, David Kaye, en la cual se le insta a asegurar que países tales como Etiopía, donde las autoridades acusan a nueve blogueros de recibir capacitación en técnicas de encriptación, y Estados Unidos y el Reino Unido, donde las autoridades han instado a la implementación de técnicas para el acceso gubernamental impracticables, no puedan tipificar como delito ni sabotear herramientas tecnológicas que son cruciales para la protección de los consagrados derechos a la comunicación y la asociación privadas, los cuales son vitales para el periodismo.
También nos hemos involucrado en un proyecto de dos años de duración, en alianza con el Centro para la Internet y la Sociedad de la Universidad de Stanford, para estudiar las prácticas y las percepciones de los periodistas de todo el mundo acerca de la seguridad digital, y tenemos previsto utilizar los datos generados para incorporarlos a nuestra labor de prevenir los ataques contra la prensa. En el transcurso de este año, el CPJ organizará una reunión cumbre por invitación, “Teching the Lede: Leveraging Technology to Protect Journalists Worldwide” (“La tecnología en la sala de redacción: Aprovechar la tecnología para proteger a los periodistas de todo el mundo”), que se enfocará en soluciones sencillas pero potentes que las empresas de tecnología y los medios pueden implementar para ayudar a que los periodistas no sean los que deban soportar el peso de la carga que supone la seguridad tecnológica, sino que ésta comience en el lugar debido: en la sala de redacción y las facultades de periodismo.
El CPJ está formando, integrando y fortaleciendo coaliciones como las creadas y reforzadas en el Circumvention Tech Festival. Un ejemplo que ilustra la amplitud de este movimiento es el conjunto de organizaciones e individuos que se reunieron para ayudar a organizar y dirigir el festival. Se realizaron una reunión cumbre de capacitadores, el Ciberdiálogo sobre Irán anual, la reunión de desarrollo de Tor, así como talleres en inglés y español. El CPJ, junto con las organizaciones de los derechos humanos y la justicia social como IREX, ASL19, Open Technology Institute, Internews, Aspiration Tech y Renewable Freedom Foundation; organizaciones que elaboran herramientas tecnológicas para el anonimato como el Proyecto Tor y Psiphon; las organizaciones de periodismo Centro del Periodismo Europeo y la Unión de Periodistas Valencianos; y el espacio de creación e innovación Las Naves estuvieron todos involucrados en la realización del festival.
Además de las conversaciones que el equipo de Internet del CPJ sostuvo con otros delegados, nuestro aporte principal fue la actividad “Seguridad periodística en la sala de redacción“, una serie de dos talleres consecutivos en alianza con IREX y el Centro del Periodismo Europeo, los cuales se celebraron en español e inglés. Cada sesión se centró en principios para crear salas de redacción que incorporen medidas sobre la seguridad de los periodistas y la protección de las fuentes que sean más sostenibles que los actuales métodos improvisados que dependen de que los mismos periodistas tomen medidas de autoprotección.
Un aspecto central de estos debates fue la ética de las relaciones en el proceso de elaboración de las noticias: las responsabilidades de los medios hacia el personal de plantilla y los periodistas freelance, lo que los periodistas les deben a las fuentes y cómo las publicaciones pueden proteger a sus lectores. Estas cuestiones suscitaron intensos debates sobre prácticas de seguridad sólidas, cómo proteger a las fuentes cuando se acercan a uno y cuando uno se acerca a ellas, y cómo las salas de redacción pueden implementar principios y procesos que, como valor por omisión, les proporcionen seguridad tanto a los periodistas como a las fuentes.
Los ataques contra los periodistas ya no requieren de estrategias de vigilancia cuidadosamente planificadas ni de ataques de alto riesgo. En la actualidad la censura y el espionaje –y por tanto la represión– pueden ser suministradas al por mayor. Por tanto, en correspondencia con ello el CPJ está multiplicando sus iniciativas para proteger a los periodistas y evitar más tragedias.
Nos enorgullece librar esta batalla.