NOTA DEL EDITOR : El 29 de enero de 2015, Johanny Vargas emitió un comunicado diciendo que no había sido secuestrado y que su desaparición se produjo en circunstancias personales, según informes de prensa colombianos. El CPJ está investigando .
Bogotá, 23 de enero de 2015– El Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés) condena el secuestro del reportero gráfico colombiano Johanny Vargas e insta a las autoridades a enjuiciar a los responsables. Vargas, quien había documentado daño ambiental causado por la construcción de viviendas en la ciudad sureña de Popayán, fue secuestrado el martes, pero se escapó de sus captores el jueves por la mañana y se encuentra en buen estado de salud, según Vargas e informes de prensa.
“Estamos aliviados que el reportero gráfico Johanny Vargas ya esté en casa y sano y seguro”, afirmó desde Nueva York Carlos Lauría, coordinador senior del programa de las Américas del CPJ. “Las autoridades colombianas deben investigar a fondo su secuestro, enjuiciar a los responsables y garantizar la seguridad de Vargas”.
Vargas, fotógrafo del Diario del Cauca, indicó al CPJ que conducía su motocicleta en camino a su casa en Popayán el martes por la tarde, cuando dos hombres armados se le acercaron y lo obligaron a subir a su vehículo.
“Me ataron las manos y pusieron una capucha en mi cabeza”, indicó al CPJ Vargas, de 35 años, en una entrevista telefónica. “La orden era que tenían que desaparecerme.”
Vargas señaló que después de manejar el vehículo durante horas sus captores, que conocían su nombre y profesión, lo llevaron a una cabaña de madera en las afueras de la ciudad, donde pasó la noche del martes. El miércoles, sus captores le aflojaron las cuerdas alrededor de sus muñecas para que pudiera comer. Cuando ellos momentáneamente dejaron sólo a Vargas en la cabaña esa noche, el fotógrafo liberó sus manos y se quitó la capucha. Vargas luego encontró un pedazo de machete en el suelo, sacó una tabla de la pared de la cabaña y se escapó, afirmó al CPJ. Llegó a su casa en la madrugada del jueves y luego fue a la policía.
“Mi opción era o bien permitir que me maten o correr el riesgo de perder la vida durante un intento de fuga”, indicó Vargas al CPJ.
Vargas dijo que sus captores no robaron ninguna de sus pertenencias ni explicaron por qué lo habían secuestrado.
En enero de 2014 recibió amenazas de muerte después de producir un documental y sacar fotos que fueron publicadas en Diario del Cauca sobre resistencia local a un proyecto de vivienda en construcción en humedales ambientalmente sensibles. Vargas dijo que su cobertura ayudó a estimular protestas de la comunidad y que algunos compradores de las viviendas abandonaron el proyecto.
Poco después, dos hombres llegaron a su casa y le exigieron que dejara de informar sobre el tema bajo amenaza de muerte, indicó al CPJ. Al día siguiente, afirmó, fue seguido por dos hombres armados en una motocicleta. Vargas denunció las amenazas ante la policía quien vigiló su casa y las oficinas del Diario del Cauca durante un mes.
Vargas consideró renunciar a su trabajo y durante meses después dejó de informar sobre el proyecto de vivienda. No recibió más amenazas. Cuando la construcción se reanudó este mes, presentó más fotos sobre el proyecto que fueron publicadas en el Diario del Cauca el 10 de enero. Vargas especuló que el artículo pudo haber provocado su secuestro. Agregó que grupos guerrilleros marxistas y grupos criminales de narcotraficantes operan en los alrededores de Popayán y que es fácil encontrar sicarios para participar en secuestros y en asesinatos.
El Coronel Pedro Rodelo, jefe de la policía de Popayán, indicó al CPJ que Vargas estaba en buenas condiciones y no mostró signos de maltrato físico. Señaló que el caso está bajo investigación y no se han hecho arrestos todavía. Se negó a especular sobre el motivo del secuestro.
Los periodistas colombianos que informan sobre cuestiones sensibles como el prolongado conflicto armado del país, la delincuencia y la corrupción, han visto resurgir la violencia y la intimidación en los últimos años, según datos del CPJ. El Bajo Cauca es una región particularmente peligrosa para el ejercicio del periodismo.