Por John Otis, corresponsal del CPJ para la región andina
El presidente Evo Morales no fue el único ausente en el único debate de candidatos presidenciales programado durante la campaña electoral boliviana, la cual llega a su fin con los comicios presidenciales de este domingo. El canal estatal Bolivia TV, que ha ofrecido cobertura informativa en vivo de cada debate presidencial desde finales de la década del 80, también pasó por alto el foro de candidatos del 28 de septiembre.
Lejos de funcionar como un canal de servicio público, sostienen los críticos, Bolivia TV se ha convertido en un instrumento de propaganda sumamente parcializado a favor del gobierno izquierdista de Morales. Los críticos afirman que, como el presidente se ausentó del debate, Bolivia TV optó por transmitir un partido de fútbol.
La semana anterior, Bolivia TV declinó transmitir el único debate de los candidatos a vicepresidente cuando el actual vicepresidente, Álvaro García Linera, anunció su retiro del evento. Varios canales privados transmitieron ambos debates, pero carecen de la cobertura nacional de Bolivia TV, expresó al CPJ Rafael Loayza, titular del programa de Comunicaciones de la Universidad Católica Boliviana, en La Paz.
“La televisión estatal siempre favorece al gobierno pero Bolivia TV nunca ha sido tan sumisa como ahora”, declaró al CPJ Raúl Peñaranda, vicepresidente de la Asociación de Periodistas de La Paz, que organizó los debates. “Es una vergüenza”.
Peñaranda y otros críticos sostienen que la decisión del canal de ignorar los debates representa el ejemplo más ilustrativo de cómo el paisaje mediático de Bolivia se ha inclinado significativamente a favor of Morales, quien según todo indica saldrá vencedor el domingo en su intento por obtener su tercer mandato consecutivo.
Otros factores también impulsan el tratamiento informativo positivo que recibe Morales. La economía ha crecido casi a un ritmo del 5 % anual desde que Morales asumió el cargo, en el 2006, lo cual representa un marcado contraste con las décadas del 80, 90 y los primeros años de la década del 2000, cuando Bolivia atravesó períodos de hiperinflación, recesiones e inestabilidad política. Además, Morales es el primer presidente indígena en un país donde la mayoría de los habitantes son quechuas o aymaras.
En estas condiciones, inclusive un candidato fuerte tendría dificultades para vencer al popular mandatario. Pero la dividida oposición boliviana ha presentado cuatro candidatos, los cuales aparentemente han diluido el voto anti-Morales. Una encuesta de Ipsos que consultó a más de 3,000 personas, arrojó que Morales aventaja en 41 % en la intención de voto a su rival más cercano.
De todos modos, varios analistas consultados por el CPJ señalaron que la cobertura mediática cada vez más favorable al gobierno, ha reforzado las posibilidades del presidente, y que Bolivia TV, entidad financiada por los contribuyentes, se ha convertido en el megáfono más leal de Morales.
Se supone que Bolivia TV sea “es un canal del Estado y no del Gobierno”, Ronald Grebe, presidente de la Asociación Nacional de Periodistas Bolivianos, declaró al periódico Página Siete. Grebe sostuvo que el canal ahora recibe órdenes “directamente del palacio presidencial”.
Bolivia TV no respondió a los pedidos del CPJ para que se pronunciara al respecto.
Sin embargo, en conferencia de prensa Alfredo Rada, el viceministro de Coordinación con los Movimientos Sociales, defendió la decisión del canal de TV de ignorar los debates, con el argumento de que habían sido organizados por periodistas decididos a atacar la fórmula Morales-García. La ministra de Comunicación, Amanda Dávila, miembro del directorio de Bolivia TV, expresó a los periodistas que Bolivia TV era una entidad autónoma y no recibía instrucciones del gobierno.
Los medios privados bolivianos también atraviesan un significativo período de transición. En su exitoso libro Control Remoto, Peñaranda describe una silenciosa campaña del gobierno de Morales con el propósito de obtener el apoyo editorial de importantes medios de prensa mediante la compra de tales medios por parte de empresarios cercanos al gobierno.
En una entrevista ofrecida en septiembre, Dávila declaró al CPJ que el libro estaba lleno de mentiras. No obstante, sostiene Peñaranda, el giro editorial de estos medios ha sido sumamente obvio. ATB y PAT, dos de los canales de TV que según Peñaranda fueron vendidos recientemente a aliados del gobierno, transmitieron entrevistas con Morales y García en el mismo horario del debate presidencial que Morales ignoró.
Entrevistada por el CPJ, Lupe Cajías, presidenta de la Asociación de Periodistas de La Paz, precisó que en la actualidad muchos noticieros de televisión están renuentes a fiscalizar la gestión de Morales, y se abstienen de cubrir la política y en cambio se enfocan en historias de sucesos o interés humano.
Los reporteros de TV que intentan abordar asuntos polémicos, a veces recurren a argucias periodísticas, expresó al CPJ Jimena Costa, candidata opositora al Congreso. Costa señaló que, cuando ha conversado en privado con reporteros de TV, a veces le han pedido que mencione asuntos delicados durante las entrevistas, porque temen a las represalias de sus jefes si hacen preguntas difíciles sobre el gobierno delante de las cámaras.
Los críticos sostienen que La Razón, el diario de mayor circulación de La Paz, también ha abandonado su postura crítica desde que fue vendido en el 2008 a un empresario venezolano aliado al gobierno de Morales.
El jefe de Redacción de La Razón, Rubén Atahuichi, insistió ante el CPJ en que el periódico continúa fiscalizando al gobierno pero muchos analistas están en desacuerdo.
Rafael Archondo, columnista de La Razón, declaró que el sesgo progubernamental dificulta que los reportajes críticos del gobierno de Morales alcancen repercusión. En marzo, por ejemplo, políticos opositores acusaron a García de tráfico de influencias tras el anuncio de que su cuñada, Silvana Carolina del Castillo, había recibido sin concurso público un contrato para brindar servicios de catering a la aerolínea estatal boliviana. García insistió en que el contrato era lícito, y la historia desapareció rápidamente, afirmó Archondo.
En general, Morales es mucho más visible en los medios bolivianos que sus contrincantes electorales, un dominio que se extiende más allá de la cobertura noticiosa. Ello se debe a una nueva normativa electoral que estipula que los candidatos solo pueden publicar propaganda electoral en los 30 días previos a las elecciones del 12 de octubre, y el gasto diario de publicidad está limitado a dos páginas en los periódicos y 10 minutos de tiempo de transmisión en los canales de TV y las radioemisoras.
Tales límites colocan en desventaja a los candidatos opositores, porque no son tan conocidos como Morales, quien ha ejercido el cargo de presidente casi nueve años, expresó al CPJ Juan León, director ejecutivo de la Asociación Nacional de la Prensa de Bolivia, que representa a los propietarios de medios.
Según León, otro factor que contribuye a distorsionar las reglas de juego electorales, es el bombardeo de mensajes publicitarios en los medios bolivianos que elogian programas de salud, educación y obras públicas, los cuales también pueden estar promoviendo la campaña electoral de Morales.
Por su parte, Morales aprovecha al máximo su condición de presidente a medida que se aproxima la jornada electoral, agilizando la inauguración de proyectos de obras públicas y participando en ceremonias inaugurales, según despachos noticiosos. El 15 de septiembre, por ejemplo, un radiante Morales inauguró una nueva línea del sistema de teleférico público de La Paz, aunque varias de las estaciones todavía estaban en construcción. El evento fue transmitido en vivo por Bolivia TV.