Siria, Iraq y Egipto los países más letales para periodistas

El conflicto en Siria, un aumento en derramamiento de sangre en Iraq y la violencia política en Egipto fueron las causas del alto número de periodistas caídos por su labor en 2013. Un informe especial del CPJ por Elana Beiser.

La imagen suministrada por el Centro de Medios de Aleppo muestra a ciudadanos sirios asistiendo a un hombre herido luego de un ataque aéreo del gobierno en Aleppo, el 17 de diciembre. Los periodistas ciudadanos han jugado un rol clave para documentar la muerte y destrucción del conflicto (AP/Centro de Medios de Aleppo)
La imagen suministrada por el Centro de Medios de Aleppo muestra a ciudadanos sirios asistiendo a un hombre herido luego de un ataque aéreo del gobierno en Aleppo, el 17 de diciembre. Los periodistas ciudadanos han jugado un rol clave para documentar la muerte y destrucción del conflicto (AP/Centro de Medios de Aleppo)

Publicado el 30 de diciembre del 2013

En 2013 Siria mantuvo su posición como el país con el mayor saldo de periodistas caídos en el ejercicio de la profesión, mientras que Iraq y Egipto registraron un brusco aumento en la cifra de periodistas caídos. Dos tercios de las muertes de periodistas en el año tuvieron lugar en el Medio Oriente.

En 2013,70 periodistas cayeron en cumplimiento de su labor informativa, un descenso en comparación con la cifra de 74 registrada en 2012, según las conclusiones del análisis anual del Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés). El CPJ investiga las muertes de otros 25 periodistas en 2013, con el fin de determinar si tuvieron relación con la labor periodística que realizaban.

Pakistán, Somalia, India, Brasil, Filipinas, Mali y Rusia también registraron varios casos de periodistas caídos por su labor durante el año, aunque en los casos de Pakistán y Somalia disminuyeron significativamente. En la lista de países cabe destacar la ausencia de México, donde no se registraron casos de periodistas caídos mientras ejercían la profesión.

La proporción de víctimas que fueron blanco de asesinato fue del 44 por ciento, inferior al promedio histórico. Por otro lado, el 36 por ciento de los periodistas cayeron en combate o en incidentes de fuego cruzado, mientras que el 20 por ciento murieron mientras realizaban otro tipo de cobertura de alto riesgo.

El prolongado conflicto sirio fue responsable de la muerte de por lo menos 29 periodistas en 2013, lo cual eleva a 63 el saldo de periodistas caídos en la cobertura de este conflicto. Esta última cifra incluye a algunos periodistas que murieron en la frontera de Siria con Líbano y Turquía. Entre las víctimas se encuentra Yara Abbas, corresponsal del canal de TV progubernamental Al-Ikhbariya, quien murió cuando el vehículo de su equipo reporteril fue atacado por francotiradores de las fuerzas rebeldes en la ciudad de Al-Qusayr.

No obstante, el enorme saldo de periodistas caídos en Siria no describe de manera exhaustiva el peligro que los periodistas enfrentan en ese país: unos 60 periodistas fueron secuestrados en 2013, una cifra sin precedentes según los datos recopilados por el CPJ. A fines de 2013, al menos 30 continuaban desaparecidos y se cree que la mayoría estaban en manos de grupos rebeldes. Sin embargo, por lo menos un periodista murió en 2013 mientras permanecía detenido por el gobierno: Abdul Raheem Kour Hassan, director de la radio opositora Watan FM, fue arrestado en enero. En abril, las autoridades informaron a los familiares de su muerte, pero sin ofrecer mayores detalles. La emisora manifestó que el periodista había fallecido a causa de las torturas que sufrió durante el encierro en una temida cárcel de Damasco conocida comúnmente como “Palestine Branch”, bajo el control de la Inteligencia Militar siria.

Por lo menos diez periodistas cayeron en el ejercicio de la profesión en Iraq –nueve de ellos asesinados– y en todos los casos en el último trimestre del año. Atacantes no identificados abrieron fuego contra el camarógrafo Mohammed Ghanem y el corresponsal Mohammed Karim al-Badrani, ambos del canal de TV independiente Al-Sharqiya, mientras filmaban un reportaje sobre los preparativos de la festividad Eid al-Adha en la ciudad de Mosul, en octubre. No está claro por qué ambos periodistas fueron abatidos, dado que el canal ha provocado la ira tanto de las autoridades iraquíes como de militantes opuestos al gobierno.

Con un trasfondo de intensa polarización política, más la violencia callejera vinculada con ese clima, la situación empeoró dramáticamente para los periodistas egipcios, seis de los cuales murieron en el desempeño de la profesión en 2013. Tres murieron en un solo día, el 14 de agosto, mientras informaban sobre ataques de las fuerzas de seguridad egipcias contra manifestantes partidarios del depuesto presidente Mohamed Morsi y los Hermanos Musulmanes. Desde 1992, el CPJ ha documentado los casos de10 periodistas que cayeron por su labor informativa en Egipto, nueve de ellos desde el inicio de las protestas antigubernamentales en 2011.

Egipto e Iraq desplazaron a Pakistán y Somalia, los países con el segundo y el tercer mayor saldo de muertes de periodistas en 2012. En 2013, cinco periodistas murieron en Pakistán, la cifra más baja desde que ocho murieran en relación con su trabajo periodístico en 2010. Si bien aproximadamente la mitad de los periodistas caídos en Pakistán han sido blanco de asesinato, según datos del CPJ, cuatro de las cinco muertes registradas este año se debieron a atentados con explosivos. La quinta muerte fue un asesinato: Ayub Khattak de la publicación Karak Times fue ultimado a balazos afuera de su hogar, en octubre, tras denunciar actividades de narcotráfico por parte de la delincuencia local.

Aunque Somalia continúa siendo un país muy peligroso para ejercer el periodismo, la cifra de casos confirmados de periodistas caídos en 2013 descendió a cuatro, sumados al caso de un trabajador de medios, en comparación con la cifra récord de 12 el año pasado. En ambos años, todos los periodistas caídos fueron blanco de asesinato. El gobierno somalí ha reiterado sus promesas de combatir el ciclo de impunidad en los asesinatos de periodistas, pero prácticamente no ha logrado avance alguno en la resolución de los crímenes. Mientras tanto, los datos del CPJ muestran que los periodistas han reforzado sus medidas de seguridad, al tiempo que organizaciones políticas y los insurgentes de Al-Shabaab –considerados responsables de muchos de los asesinatos– desde las elecciones de 2012 han ejercido menos influencia letal.

A diferencia de la mayoría de países con elevados saldos de periodistas caídos, los cuales son o han sido recientemente escenarios de conflicto o intensa inestabilidad política, Brasil es una democracia estable donde, no obstante, varios periodistas han caído en los últimos años mientras desempeñaban su labor informativa. En 2013, tres murieron en relación con el ejercicio periodístico –todos ellos periodistas del interior del país que fueron asesinados tras denunciar  delincuencia y corrupción a nivel local–, en comparación con cuatro en 2012 y otros tres en 2011. El CPJ continúa investigando el motivo de otras cinco muertes durante esos tres años.

En 2013, Mali registró los primeros casos de periodistas caídos por su labor desde que el CPJ comenzara a recopilar estadísticas sobre la materia en 1992. Ghislaine Dupont y Claude Verlon, veteranos periodistas de Radio France Internationale, fueron secuestrados al término de una entrevista en el hogar de un líder separatista tuareg en la remota localidad sahariana de Kidal. Los cadáveres acribillados a balazos de los periodistas fueron encontrados en las afueras de Kidal, junto al vehículo en el que viajaban.

Si bien los periodistas asesinados en Mali eran enviados internacionales, la mayoría de los periodistas que caen en el ejercicio de la profesión son periodistas locales que cubren acontecimientos locales, según datos del CPJ. En 2013, nueve de cada 10 reporteros caídos fueron periodistas locales, datos que se corresponden con la tendencia histórica.

Algunas otras tendencias que surgieron de las investigaciones del CPJ:

El CPJ comenzó a recopilar datos detallados sobre todas las muertes de periodistas en 1992. El personal del CPJ de manera independiente investiga y verifica las circunstancias de cada muerte. El CPJ considera que un caso está vinculado al ejercicio de la profesión únicamente cuando su personal tiene certeza razonable de que un periodista fue muerto en represalia directa por su labor periodística; en un fuego cruzado relacionado con el combate; o cuando realiza una cobertura en un entorno hostil.

Si el motivo de una muerte no está claro, pero existe la posibilidad de que un periodista haya muerto en relación con su labor periodística, el CPJ clasifica el caso como “pendiente de confirmación” y continúa sus investigaciones. La lista de casos del CPJ no incluye los casos de aquellos periodistas que murieron a causa de una enfermedad o de accidentes automovilísticos o de aviación, a menos que el accidente haya sido causado por actos hostiles. Otras organizaciones de prensa que emplean un criterio diferente al del CPJ mencionan una cifra de muertes más elevada que el CPJ.

La lista de casos del CPJ sobre los periodistas muertos por su labor en 2013 comprende la ficha del caso y análisis estadístico. El CPJ también ha recopilado los casos de todos los periodistas muertos desde 1992.

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