Aunque el perfil internacional de Brasil sigue en ascenso, su gobierno dejó de mostrar liderazgo en materia de libertad de prensa de manera sistemática. La violencia contra los periodistas se intensificó, y cuatro periodistas resultaron asesinados por el ejercicio de la profesión. La posición del país en el Índice de Impunidad del CPJ, que resalta los países donde los asesinatos de periodistas se suceden con regularidad y las autoridades no resuelven los crímenes, también empeoró. Junto con India y Pakistán –otros dos países con pésima posición en el Índice de la Impunidad– Brasil planteó objeciones a una propuesta integral de la UNESCO que pretendía ayudar a las naciones a combatir la impunidad y proteger a los periodistas. Reaccionando a las duras críticas, la embajadora de Brasil ante la ONU, Maria Luiza Ribeiro Viotti, posteriormente expresó su amplio apoyo hacia la libertad de prensa y algunos elementos del plan de la UNESCO. No obstante, el compromiso del gobierno brasileño con la libertad de expresión quedó en duda en otro importante asunto internacional. Brasil apoyó una iniciativa liderada por Ecuador para debilitar a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, el organismo fiscalizador de los derechos humanos de la Organización de los Estados Americanos, y a la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión. En diciembre, Mauri König, periodista de investigación y ganador del Premio Internacional a la Libertad de Prensa del CPJ, abandonó Brasil tras recibir amenazas de muerte vinculadas con su trabajo informativo sobre corrupción policial. La presidenta Dilma Rousseff sí apoyó dos iniciativas que promueven el derecho de la sociedad a saber. Rousseff promulgó una ley de acceso a la información oficial y creó una comisión para investigar las violaciones de los derechos humanos cometidas durante los varios regímenes militares que gobernaron el país en el período de 1964 a 1985.
Aunque el perfil internacional de Brasil sigue en ascenso, su gobierno dejó de mostrar liderazgo en materia de libertad de prensa de manera sistemática. La violencia contra los periodistas se intensificó, y cuatro periodistas resultaron asesinados por el ejercicio de la profesión. La posición del país en el Índice de Impunidad del CPJ, que resalta los países donde los asesinatos de periodistas se suceden con regularidad y las autoridades no resuelven los crímenes, también empeoró. Junto con India y Pakistán –otros dos países con pésima posición en el Índice de la Impunidad– Brasil planteó objeciones a una propuesta integral de la UNESCO que pretendía ayudar a las naciones a combatir la impunidad y proteger a los periodistas. Reaccionando a las duras críticas, la embajadora de Brasil ante la ONU, Maria Luiza Ribeiro Viotti, posteriormente expresó su amplio apoyo hacia la libertad de prensa y algunos elementos del plan de la UNESCO. No obstante, el compromiso del gobierno brasileño con la libertad de expresión quedó en duda en otro importante asunto internacional. Brasil apoyó una iniciativa liderada por Ecuador para debilitar a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, el organismo fiscalizador de los derechos humanos de la Organización de los Estados Americanos, y a la Relatoría Especial para la Libertad de Expresión. En diciembre, Mauri König, periodista de investigación y ganador del Premio Internacional a la Libertad de Prensa del CPJ, abandonó Brasil tras recibir amenazas de muerte vinculadas con su trabajo informativo sobre corrupción policial. La presidenta Dilma Rousseff sí apoyó dos iniciativas que promueven el derecho de la sociedad a saber. Rousseff promulgó una ley de acceso a la información oficial y creó una comisión para investigar las violaciones de los derechos humanos cometidas durante los varios regímenes militares que gobernaron el país en el período de 1964 a 1985.
Cuatro periodistas fueron muertos en Brasil en represalia directa por su labor informativa. Un quinto periodista fue asesinado en circunstancias aún no esclarecidas y el CPJ continúa investigando el caso.
Los 24 casos de muerte de periodistas en las últimas dos décadas hacen que Brasil sea el tercer país de las Américas con mayor cantidad de muertes de periodistas, solamente superado por Colombia y México, y el undécimo lugar a escala mundial, según datos del CPJ.
1. Irak: 151 2. Filipinas: 73 3. Argelia: 60 4. Rusia: 54 5. Somalia: 48 6. Pakistán: 48 7. Colombia: 44 | 8. Siria: 30 9. India: 29 10. México: 28 11. Brasil: 24 12. Afganistán: 24 13. Turquía: 20 14. Bosnia: 19 | 15. Sri Lanka: 19 16. Tayikistán: 17 17. Ruanda: 17 18. Sierra Leona: 16 19. Bangladesh: 13 20. Israel y los Territorios Palestinos Ocupados: 12 |
El Índice de Impunidad del CPJ arrojó que Brasil es el undécimo país a escala mundial con los peores resultados en el combate a la violencia letal contra la prensa, con cinco asesinatos impunes en la última década.
1. Iraq 2. Somalia 3. Filipinas 4. Sri Lanka | 5. Colombia 6. Nepal 7. Afganistán 8. México | 9. Rusia 10. Pakistán 11. Brasil 12. India |
Un tribunal del estado de São Paulo le ordenó a Carlos Alberto Brilhante Ustra, coronel retirado del Ejército, pagarle una indemnización a la familia del periodista Luiz Eduardo da Rocha Merlino, quien fue torturado y asesinado en la cárcel en 1971, bajo la dictadura militar. Es la primera vez que a una persona se le ha ordenado pagar indemnización por crímenes cometidos en la época de la dictadura.
2 | Los años en que la recién conformada Comisión de la Verdad trabajará en un informe sobre las violaciones de los derechos humanos cometidos durante los regímenes militares. |
0 | Procesos judiciales posibles debido a una ley de 1979 que otorgó una amnistía general por los crímenes cometidos en la época de la dictadura. |