Nueva York, 25 de mayo de 2011– En dos recientes ataques armados, un propietario de medios fue asesinado y el gerente de un diario resultó herido. Las autoridades hondureñas deben poner fin a este nivel de violencia sin precedentes contra la prensa, afirmó hoy el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés).
“Instamos a las autoridades de Honduras a investigar estos violentos ataques en forma exhaustiva y a establecer cuáles fueron sus motivos”, indicó Carlos Lauría, coordinador senior del programa de las Américas del CPJ. “La ola de violencia en Honduras está limitando seriamente la libertad de expresión”.
El viernes, alrededor de las 7 a.m., tres sujetos encapuchados y armados con fusiles AK-47 dispararon y dieron muerte a Luis Ernesto Mendoza Cerrato en la ciudad de Danlí, departamento de El Paraíso, según informó la prensa hondureña. Mendoza, de 39 años, un conocido empresario local, propietario del Canal 24 de televisión, recién había llegado a la emisora cuando fue baleado por al menos tres atacantes no identificados, según la prensa local.
A Mendoza le dispararon en múltiples ocasiones y murió enseguida, señaló la prensa. La policía cree que los autores fueron sicarios contratados para matar al empresario, pero no dieron detalles de la investigación. Además de ser dueño de Canal 24, Mendoza tenía inversiones inmobiliarias, en la industria del café y en la agricultura.
En el segundo ataque registrado el lunes, individuos armados no identificados dispararon e hirieron a Manuel Acosta Medina, el manager general de un diario hondureño, mientras manejaba su auto camino a su casa en la ciudad capital de Tegucigalpa, según informes de prensa.
Acosta, de 70 años, del diario La Tribuna de Tegucigalpa, estaba conduciendo su vehículo desde el periódico de regreso a su hogar alrededor de las 5:30 p.m. cuando ocurrió el ataque, informó la prensa. Acosta estaba manejando despacio cuando vio a tres hombres armados descender de dos vehículos, según un artículo de La Tribuna. El ejecutivo del diario aceleró pero los atacantes abrieron fuego en múltiples ocasiones, hiriendo a Acosta, afirmó la prensa.
Cuatro balas penetraron el cuerpo de Acosta, en los dos hombros, una de sus piernas y la barbilla, indicó La Tribuna. A pesar del dolor, pudo manejar hasta su casa. Los familiares lo trasladaron luego a un hospital donde se recupera en condición estable, según informó la agencia Associated Press.
Acosta no había recibido amenazas, y su periódico lo describió como una persona alejada de la política y dedicado fundamentalmente a su trabajo.
El martes, la policía hondureña anunció el arresto de cinco supuestos sospechosos en el caso de Acosta, informó el diario La Prensa. Los investigadores están explorando tres posibles hipótesis: un robo, un intento de secuestro, o un intento de asesinato, según la prensa local.
El CPJ ha documentado una serie de ataques recientes contra periodistas en Honduras. El periodista de televisión regional Héctor Francisco Medina Polanco fue asesinado a balazos el 11 de mayo en el departamento norteño de Yoro. En abril, Arnulfo Aguilar, director de Radio Uno en San Pedro Sula, fue emboscado por sujetos armados fuera de su vivienda. En marzo, por lo menos siete periodistas fueron hostigados, detenidos y víctimas de ataques violentos mientras cubrían una huelga de maestros que duró varias semanas, según investigaciones del CPJ. Durante el mismo mes, Franklin Meléndez, director de Radio Voz de Zacate Grande, fue baleado en represalia por su cobertura crítica sobre disputas de tierras.
Once periodistas hondureños, incluyendo el dueño del Canal 24 Mendoza Cerrato, han sido asesinados desde marzo de 2010, al menos tres en represalia directa por su labor, según una investigación del CPJ. En julio, un informe especial del CPJ encontró que el trabajo de los investigadores hondureños fue inconsistente y negligente.
Kelsin Arteaga, vocero por la policía nacional, ha afirmado que la mayoría de los asesinatos no tienen relación con el periodismo, dijo la agencia de noticias Associated Press. “La negación de la policía de que la escalada de asesinatos no tiene relación con el periodismo indica que las autoridades hondureñas han fracasado de forma deplorable en las investigaciones de estos crímenes”, aseguró Lauría. “En vez de hacer declaraciones sin fundamento, los funcionarios deben dedicarse a resolver estos crimines”.