Nueva York, 8 de agosto de 2008–Tras nuevas acusaciones sobre agresiones de soldados a un periodista, el ejército mexicano debe promover una serie de procedimientos para garantizar que la prensa pueda cubrir sus operaciones, declaró hoy el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés).
El reportero mexicano Jorge Inzunza Bustillos fue acosado y atacado el lunes por miembros del ejército mexicano mientras cubría un tiroteo en la ciudad occidental de Culiacán, el reportero señaló al CPJ.
Inzunza, un reportero que cubre crimen y seguridad para el diario Sol de Sinaloa de Culiacán, llegó al lugar de un tiroteo entre soldados y un grupo de presuntos criminales a las 8:30 p.m., indicó el periodista. Explicó que se puso un chaleco con la palabra “prensa” en la espalda. Inzunza tomó sus credenciales de prensa y su cámara antes de identificarse como periodista ante varios soldados, quienes le permitieron quedarse con ellos.
Mientras Inzunza tomaba fotografías de los soldados heridos, un soldado identificado como integrante de las Fuerzas Especiales le ordenó que se retirara. Al voltearse, Inzunza fue golpeado en la espalda con lo que él dice era la culata de un arma. Según el reportero, por lo menos diez soldados más lo empujaron hasta que su radio y su teléfono celular se cayeron al suelo. Cuando Inzunza se agachó para recogerlos, los soldados lo patearon y le arrebataron su cámara.
El periodista indicó al CPJ que solamente pudo recuperar su cámara después de un par de horas, y que la memoria había sido borrada. El oficial que le entregó la cámara le advirtió que las fotos habían sido borradas para protegerlo, el periodista explicó al CPJ.
“Este tipo de ataque forma parte de una serie de agresiones similares contra la prensa durante el último año desde el despliegue de personal militar en todo el país para combatir al crimen organizado”, declaró el Coordinador Senior del Programa de las Américas del CPJ, Carlos Lauría. “Además de investigar a los responsables de esta agresión, resulta necesario que las fuerzas militares mexicanas promuevan nuevos procedimientos y entrenamiento para asegurarse que los soldados entiendan que los periodistas tienen derecho a cubrir este tipo de operaciones públicas y que su trabajo no debe ser obstaculizado por medio de la violencia”.
Inzunza señaló que informó a la Comisión Nacional de Derechos Humanos y a la Fiscalía Especial para la Atención a Delitos contra Periodistas sobre el ataque.
Emma Quiroz, vocera de la operación militar Culiacán-Navolato en el estado de Sinaloa, aclaró al CPJ que supo del ataque contra Inzunza a través de informes de prensa. “El ejército mexicano actúa en estricto respeto por los derechos humanos”, declaró Quiroz.
En Febrero, agentes federales detuvieron y agredieron a un fotógrafo que tomaba imágenes de un accidente automovilístico mortal en el que estaba implicada la policía en Veracruz. Agentes federales aparentemente también agredieron a tres reporteros del diario de Culiacán El Debate en Mayo informaban sobre un operativo montado por agentes de la policía federal.
México es uno de los países más peligrosos para periodistas en América Latina, según las investigaciones del CPJ. En los últimos cinco años, mientras la guerra entre poderosos cárteles del narcotráfico se ha intensificado, los periodistas locales que cubren crimen organizado y narcotráfico han debido enfrentarse a riesgos cada vez más graves. Veintiún periodistas han caído en México desde el 2000, siete en represalia directa por su trabajo. Desde el 2005, otros siete han desaparecido.