Por John Otis, corresponsal del CPJ para la región andina
La demanda civil por difamación que el expresidente colombiano Álvaro Uribe Vélez ha interpuesto en un tribunal estadounidense contra el periodista Daniel Coronell es la última andanada en una larga y agria disputa que enfrenta a uno de los políticos colombianos más poderosos y a un periodista investigativo.
Desde comienzos de la década de 2000, Coronell ha destapado actos de corrupción, conflictos de intereses y violaciones de los derechos humanos por parte de funcionarios que ejercieron cargos en el Gobierno de Uribe o por parte de familiares y aliados políticos. Gran parte de sus investigaciones han aparecido en su popular columna en el semanario colombiano Semana.
Coronell es considerado por muchos como uno de los periodistas colombianos más influyentes y ha recibido en siete ocasiones el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar, el equivalente colombiano de los premios Pulitzer. Sin embargo, él ha pagado un alto precio por sus denuncias.
Según Coronell, él y su familia se vieron obligados a huir de Colombia para Estados Unidos en 2005, durante el primer período presidencial de Uribe, luego de que el periodista recibiera amenazas de muerte por parte de un cercano aliado político de Uribe. Las autoridades colombianas confirmaron que Coronell había sido uno de los blancos de una masiva operación de espionaje ilícita del Gobierno de Uribe, la cual había comenzado alrededor de 2004. Uribe constantemente insulta a Coronell por Twitter y ahora ha llevado su pelea al extranjero.
En la demanda civil presentada en el Tribunal de Circuito de Miami-Dade, en Florida, el 30 de marzo, Uribe acusa a Coronell de yuxtaponer hechos para indicar falsamente que el expresidente se había involucrado en intentos de presionar a testigos y obstruir la justicia, y en otros actos ilícitos. Coronell declaró al CPJ que ratifica las informaciones que difundió.
“Esta es una campaña sistemática para silenciar me”, Coronell, quien posee doble ciudadanía colombiana y estadounidense, expresó en entrevista telefónica desde Miami, donde es presidente de Noticias de Univisión. Uribe, agregó, “está tratando de callarme y de arruinar mi reputación”.
Uribe, quien actualmente es senador de la República, no respondió a correos electrónicos del CPJ donde se le solicitaba comentar al respecto.
Pedro Vaca, director de la Fundación para la Libertad de Prensa (FLIP), con sede en Bogotá, afirmó al CPJ que no conoce ningún otro caso en el cual un político colombiano haya demandado a un periodista por difamación en un tribunal extranjero. Pero, sostuvo Vaca, eso muestra los extremos a los que Uribe está dispuesto a llegar para acosar a periodistas.
“Esto tiene un efecto inhibidor porque cuando Uribe demanda a Daniel Coronell, también está enviando un mensaje a otros periodistas y organizaciones noticiosas sobre hasta qué punto sus críticas serán toleradas”, señaló Vaca.
Durante sus dos períodos presidenciales, de 2002 al 2010, Uribe adquirió gran popularidad por emprender una campaña militar que debilitó a los rebeldes marxistas y mejoró la seguridad en el país, que estaba devastado por la guerra. Debido a una disposición constitucional que le impedía postularse para un tercer mandato consecutivo, Uribe fundó el partido conservador Centro Democrático y resultó elegido al Senado en 2014 y reelegido en 2018, con más votos que ningún otro candidato a legislador.
Uribe ha mantenido tanta influencia que su oposición a un acuerdo de paz de 2016 que había sido negociado por el entonces presidente Juan Manuel Santos para poner fin a medio siglo de conflicto con la guerrilla, ayudó a convencer a los votantes a rechazar el acuerdo en un plebiscito. [Posteriormente el Congreso ratificó una versión modificada]. El año pasado, el apoyo de Uribe ayudó a catapultar a la presidencia a Iván Duque, un senador que estaba en su primer período y era poco conocido.
Por su parte, Coronell con frecuencia investiga el abuso de poder por parte de los políticos.
Según el sitio noticioso colombiano La Silla Vacía: “Coronell ha destapado algunos de los grandes escándalos de los últimos años. Su principal habilidad como investigador es destapar los secretos del poder Ejecutivo”.
En otro perfil, publicado en la revista colombiana Soho el año pasado, se citaron las siguientes palabras de Coronell: “No ha nacido el hijueputa al que le tenga miedo”.
La trayectoria de Coronell como periodista televisivo despegó a finales de la década de 1980, cuando reveló que un mercenario israelí estaba entrenando a grupos paramilitares. Coronell también informó cómo la torpeza del Gobierno le había permitido al jefe narcotraficante Pablo Escobar escapar de la prisión en 1992, y sobre vínculos entre el presidente colombiano Ernesto Samper y poderosas figuras del narcotráfico.
“He sido crítico de todos los presidentes colombianos y todos ellos han podido manejarlo porque entendían que ese era mi trabajo”, señaló Coronell. “La excepción es Uribe”.
Poco antes de que Uribe saliera elegido presidente por primera vez, en 2002, Coronell reveló indicios que apuntaban a que un helicóptero utilizado por el padre de Uribe había aterrizado en un laboratorio de cocaína de Escobar. Uribe negó la acusación. Posteriormente, Coronell destapó un esquema para la compra de votos en el Congreso que allanó el camino a la aprobación de una enmienda constitucional que permitió que Uribe se postulara como candidato a la reelección en 2006. Dos exministros y el ex jefe de gabinete de Uribe han sido condenados por el delito de soborno. El periodista también dio a conocer violaciones de los derechos humanos cometidas por los jefes militares de Uribe; los presuntos vínculos con grupos paramilitares por parte del hermano de Uribe, quien continúa enfrascado en una demanda judicial por la acusación; y denuncias de que los dos hijos de Uribe habían recibido un trato preferencial en acuerdos de negocio, lo cual la familia Uribe rechaza.
Coronell declaró al CPJ que no tiene nada personal contra Uribe, pero que mientras el expresidente continúe siendo un político poderoso él continuará investigando sus actos.
Nelson Fredy Padilla, editor dominical del periódico bogotano El Espectador, declaró al CPJ que, debido a recortes presupuestarios, la mayoría de los medios informativos colombianos han reducido los reportajes investigativos.
“Me siento muy solo en este trabajo”, afirmó Coronell, quien agregó que, en lugar de darles seguimiento a sus revelaciones sobre Uribe, los medios noticiosos colombianos con frecuencia se centran en la pelea entre los dos hombres.
Vaca, el director de la FLIP, expresó que, además de la demanda, Uribe con frecuencia utiliza las entrevistas y las redes sociales para fustigar a los periodistas, a la vez que exhorta a sus casi cinco millones de seguidores de Twitter a hacer lo mismo. Según Vaca, la generalmente feroz reacción de Uribe y sus partidarios puede disuadir a los periodistas de criticar al expresidente.
“Uribe es el campeón en estigmatizar a los periodistas”, declaró Vaca.
La FLIP ha documentado cómo Uribe ha utilizado Twitter para llamar a Coronell un “miserable”, “un lavador de dinero“, y “el periodista de la mafia”, y frecuentemente publica artículos negativos sobre el periodista. El año pasado, la Corte Suprema colombiana le ordenó a Uribe retractarse de un comentario que había publicado en Twitter, en el cuál había calificado a Coronell de proceder con “actitud mafiosa”.
Durante todo esto, Coronell sigue adelante con sus investigaciones. En lugar de opinar sobre las noticias del día, él publica investigaciones bien sustentadas que a veces requieren dos o tres columnas para llegar a su conclusión. Aunque Coronell vive en el extranjero, él explicó al CPJ que a menudo colabora con el periodista investigativo Ignacio Gómez, quien está radicado en Bogotá.
Coronell “es un periodista de completa integridad, lo cual es difícil de hallar en este país”, Gómez declaró al CPJ.
Una ventaja de vivir en Miami y no en Colombia es que Coronell y su familia se sienten más seguros. Pero ahora, afirma, “este acoso judicial de Uribe está trayendo un problema de Colombia a Estados Unidos”.
[Informaciones recogidas desde Bogotá].