Al menos 81 periodistas están presos en Turquía, todos ellos acusados de cometer delitos contra el Estado, a raíz de una oleada represiva sin precedentes que ha comprendido el cierre de más de 100 medios de prensa. La cifra de 259 periodistas encarcelados a nivel mundial es la mayor registrada desde 1990. Un informe especial del CPJ elaborado por Elana Beiser
Publicado el 13 de diciembre de 2016
En la actualidad más periodistas están encarcelados a nivel mundial que en cualquier otra época desde que el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés) comenzó a llevar estadísticas detalladas al respecto, en 1990, y Turquía representa casi un tercio del total mundial, constató el CPJ en su lista anual de casos de periodistas presos en todo el mundo.
Como parte de una oleada represiva en marcha que se aceleró tras un fallido intento golpista en julio, Turquía ha encarcelado a por lo menos 81 periodistas por ejercer su labor informativa, la cifra más elevada de cualquier país en un momento específico, según los datos del CPJ. Las autoridades turcas han acusado a cada uno de esos 81 periodistas, y a decenas de otros cuyo encierro en prisión el CPJ no ha podido vincular directamente con el trabajo periodístico, de realizar actividades contra el Estado.
El total mundial de periodistas encarcelados al 1 de diciembre de 2016 fue de 259, en comparación con 199 periodistas presos a nivel mundial en 2015. La mayor cifra mundial registrada anteriormente era de 232 periodistas presos, en 2012.
Luego de Turquía, los países con el peor registro de 2016 son China, el país del mundo que había encarcelado la mayor cantidad de periodistas en los dos años anteriores; Egipto, donde el total ascendió levemente en comparación con 2015; Eritrea, donde los periodistas no han sido sometidos a ningún proceso jurídico y desde hace mucho tiempo han desaparecido en el secreto sistema penitenciario del país; y Etiopía, donde la prolongada represión contra la prensa independiente se ha acentuado en los últimos meses.
Este año representa la primera vez desde 2008 que Irán no se encuentra entre los cinco primeros países con el peor registro de periodistas presos, dado que muchos de los periodistas sentenciados en la ola represiva posterior a las elecciones de 2009 han cumplido sus penas de cárcel y han sido liberados. El CPJ ha confirmado la presencia de ocho periodistas en las prisiones iraníes, en comparación con 19 hace un año. No obstante, el Gobierno iraní continúa encarcelando periodistas, como es el caso del documentalista Keyvan Karimi, quien cumple una pena de un año de cárcel y 223 latigazos en relación con su documental sobre el grafiti político, titulado “Escribiendo en la ciudad”.
En Turquía, la libertad de prensa ya se encontraba asediada a inicios de 2016, pues las autoridades arrestaban, acosaban y expulsaban a periodistas y cerraban o tomaban el control de medios de prensa. La frecuencia sin precedentes de las violaciones a la libertad de prensa motivó al CPJ a lanzar un diario especial, “Crónica de la ola represiva en Turquía“, en marzo. La cantidad de arrestos se multiplicó luego de que un caótico golpe militar llevado a cabo el 15 de julio de 2016 fracasó en su objetivo de derrocar al presidente Recep Tayyip Erdoğan. A raíz del intento de derrocamiento –que el Gobierno atribuyó a una presunta organización terrorista dirigida por el clérigo exiliado Fethullah Gülen– el Gobierno se otorgó facultades de emergencia y, en un período de dos meses, detuvo, al menos brevemente, a más de 100 periodistas y cerró por lo menos 100 medios.
Uno de los periodistas encarcelados en Turquía es Mehmet Baransu, ex columnista y corresponsal del diario Taraf, quien había informado con amplitud sobre un plan golpista anterior. Las autoridades lo acusan de, entre otros delitos, obtener documentos secretos, insultar la figura del presidente y pertenecer a una organización terrorista. Los últimos delitos que se le han imputado conllevan una pena máxima de 75 años de cárcel. La esposa del periodista declaró al CPJ que a su esposo lo hicieron pasar hambre a propósito, lo detuvieron en condiciones insalubres, lo abusaron verbalmente y lo maltrataron mientras lo trasladaban desde la prisión a diversos tribunales para la celebración de audiencias.
Otro periodista que se encuentra en las cárceles turcas es Kadri Gürsel, columnista y consultor de publicaciones del periódico opositor Cumhuriyet, quien fue detenido junto con al menos otras 11 personas en un allanamiento de la sede del periódico, en Estambul, el 31 de octubre, y fue acusado de producir propaganda para dos organizaciones opositoras, el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK, por sus siglas en kurdo) y lo que las autoridades denominan la Organización Terrorista de Fethullah Gülen (FETÖ, por sus siglas en turco). La investigación sobre Cumhuriyet ha sido sellada por orden judicial, por lo cual los abogados defensores y el público tienen acceso limitado a los elementos probatorios en manos del Estado.
Las autoridades turcas también han sometido a los periodistas kurdos a una nueva ola de arrestos y juicios, además de cerrar medios simpatizantes de los kurdos. Zehra Doğan –periodista de la Agencia de Noticias Jin (JİNHA, por sus siglas en kurdo), cuyo personal está conformado enteramente por mujeres– fue arrestada en el sureste de Turquía en una zona de combates urbanos entre las fuerzas de seguridad turcas y combatientes kurdos. Los elementos de prueba del Estado consisten en testimonios de personas que afirman haber visto a Doğan hablar con gente en la calle y tomar fotos, según el archivo del interrogatorio y el expediente del proceso penal que el CPJ ha revisado.
El CPJ ha estudiado los casos de otros 67 periodistas encarcelados en Turquía a finales de 2016 pero no ha podido verificar la existencia de vínculos directos con la labor periodística. En muchos casos, los documentos jurídicos han sido sellados, y en otros el CPJ no pudo identificar ni contactar a los abogados de los acusados –o los abogados no estaban dispuestos a hablar sobre sus clientes con el CPJ, reflejo de la tensa atmósfera que reina en Turquía–. Más de 125,000 personas, entre ellos empleados públicos como agentes policiales, maestros y soldados, han sido despedidas o suspendidas y otras 40,000 han sido arrestadas desde el intento de golpe, según informes de la prensa internacional.
En China, que reiteradamente ha ocupado un puesto entre los países con el peor registro de periodistas presos, 38 periodistas se encontraban en la cárcel al 1 de diciembre. En las últimas semanas, las autoridades chinas han intensificado su ofensiva contra los periodistas que ofrecen cobertura de protestas y violaciones de los derechos humanos. Huang Qi, propietario del sitio noticioso 64 Tianwang, fue arrestado en noviembre; con anterioridad, había sido sometido a dos prolongados encierros en prisión por su labor de documentación de las violaciones de los derechos humanos. Luego de que 64 Tianwang informara que la policía había arrestado a manifestantes que protestaban contra la muerte de un peticionario que, afirmaban, había sido golpeado por partidarios del Gobierno, Huang declaró a Radio Free Asia que tales informaciones periodísticas “le podían causar problemas”.
Las protestas también son temas vedados para los periodistas en Egipto, donde el CPJ confirmó la presencia de 25 periodistas en prisión. Entre ellos se encuentra Mahmoud Abou Zeid, periodista freelance conocido como Shawkan, quien ha estado preso sin condena desde su arresto en 2013, cuando fotografiaba la represión violenta de una manifestación en respaldo al derrocado presidente Mohamed Morsi. Al periodista lo acusan de los delitos de reunión ilícita y asesinato, en un proceso que implica a más de 700 acusados. El CPJ le otorgó a Shawkan el Premio Internacional a la Libertad de Prensa 2016; en un video preparado para la ceremonia de premiación, su madre mostró cómo le cocina las comidas cada semana, escondiendo frutas frescas debajo de otros alimentos porque está prohibido ingresarlas a la prisión de Tora, donde está recluido. Shawkan padece de hepatitis C.
A escala mundial, se ha informado que más del 20 por ciento de los periodistas mencionados en la lista de periodistas presos del CPJ sufren de problemas de salud.
En la región de las Américas, el CPJ ha confirmado la presencia de cuatro periodistas en las cárceles al 1 de diciembre, en comparación con ninguno el año anterior.
Otras tendencias y datos que surgieron de las investigaciones del CPJ:
- Casi tres cuartas partes de los periodistas presos en todo el mundo son acusados de cometer delitos contra el Estado. Desde 2001, los gobiernos se han aprovechado de las leyes sobre la seguridad nacional para silenciar a periodistas críticos que cubren temas sensibles como los grupos insurgentes, la oposición política y las minorías étnicas.
- Los cinco países con las mayores cifras de periodistas presos representaron el 68 por ciento de los periodistas presos de todo el mundo.
- Aproximadamente el 20 por ciento de los periodistas encarcelados son periodistas freelance. Este porcentaje ha disminuido sostenidamente desde 2011.
- La gran mayoría de los periodistas presos trabajan en medios digitales y/o impresos. Cerca del 14 por ciento trabajan en medios audiovisuales.
- Etiopía, Panamá, Singapur y Rusia tienen encarcelados a periodistas que son ciudadanos extranjeros. Al menos dos periodistas, presos en Eritrea y Venezuela, poseen doble ciudadanía.
- Veinte de los 259 periodistas encarcelados en todo el mundo son mujeres.
- Los países que encarcelaron a periodistas en 2016 y que no aparecieron en la relación de casos del CPJ de 2015 fueron Cuba, Kazajistán, Nigeria, Panamá, Singapur, Túnez, Venezuela y Zambia. Además, Montenegro integró la relación de 2016 pues el CPJ por primera vez tuvo conocimiento del caso de un periodista que fue arrestado en 2015.
La relación de casos de periodistas presos solamente incluye a los periodistas encarcelados por las autoridades gubernamentales y excluye a los que han desaparecido o permanecen en cautiverio a manos de actores no estatales. (Estos casos, tales como el del periodista freelance británico John Cantlie, retenido por el grupo radical Estado Islámico, se clasifican como “desaparecidos” o “secuestrados“). El CPJ calcula que al menos 40 periodistas están desaparecidos o han sido secuestrados en el Medio Oriente y el Norte de África.
El CPJ define como periodista a personas que cubren las noticias o emiten comentarios sobre asuntos de interés para la sociedad en medios de comunicación, incluyendo prensa escrita, fotografías, radio, televisión e Internet. En sus estadísticas anuales sobre periodistas presos, el CPJ solamente incluye a los periodistas que, según ha corroborado, han sido encarcelados por su labor informativa.
El CPJ considera que un periodista no debe ser encarcelado por su labor informativa. En el último año, la labor en defensa de la defensa de la libertad de prensa del CPJ llevó a la liberación anticipada de por lo menos 50 periodistas presos en todo el mundo.
La lista de casos del CPJ refleja el total de periodistas encarcelados al 1 de diciembre de 2016 y no incluye a los numerosos periodistas que han sido encarcelados y liberados a lo largo del año. Los datos sobre esos casos pueden consultarse en www.cpj.org. Los periodistas permanecen en la lista de casos del CPJ hasta que la organización determina con razonable certeza que han sido liberados o han fallecido en cautiverio.