John Otis/Corresponsal del CPJ para la región andina
Si la propuesta de venta de Globovisión, el único canal de TV crítico del gobierno venezolano que queda, es formalizada el próximo mes, el canal casi con certeza perderá su empuje y con el tiempo podría convertirse en otro megáfono oficialista, de acuerdo con versiones noticiosas y declaraciones de periodistas locales y analistas.
En una carta dirigida a los empleados la semana pasada, el exiliado presidente de Globovisión, Guillermo Zuloaga, expresó que el directorio del canal había aceptado una oferta de compra del empresario venezolano Juan Domingo Cordero, sobre quien corren rumores de que mantiene estrechos vínculos con el gobierno.
Globovisión ha enfrentado multas millonarias por su cobertura informativa. Su sede ha sido objeto de ataques de turbas de simpatizantes del gobierno, el ejecutivo ha presionado a las empresas para que retiren los anuncios de Globovisión, y los reporteros del canal son hostigados constantemente. De las 51 alertas publicadas en lo que va de año por la corresponsalía en Caracas del Instituto Prensa y Sociedad (IPYS), 21 están relacionadas con ataques y actos de hostigamiento contra reporteros de Globovisión.
Una de las razones clave para tomar la decisión de vender el canal, escribió Zuloaga, es la certeza prácticamente absoluta de que mientras se mantengan los actuales propietarios, el gobierno se negará a prorrogar la concesión radioeléctrica de Globovisión cuando llegue el momento de renovarla, en el 2015.
“Me sentí obligado a aceptar la oferta porque prolongaría la vida de Globovisión y nos permitiría mantener a los aproximadamente 500 empleados, quienes son mi principal preocupación”, afirmó Zuloaga en la carta.
De todas maneras, Zuloaga solicitó que la venta fuera formalizada tras las elecciones presidenciales que han sido programadas para el 14 de abril debido a la muerte de Hugo Chávez el 5 de marzo. El motivo es que Globovisión es el único canal de TV que ofrece cobertura a la campaña del líder opositor Henrique Capriles, quien se enfrentará al candidato del partido de gobierno y presidente encargado Nicolás Maduro en las elecciones del próximo mes.
Maduro sale amplio favorito para ganar y ha jurado mantener las políticas socialistas de Chávez, entre las que se encuentra el ejercicio del control estatal sobre los medios privados del país.
Cordero, el comprador de Globovisión, es presidente de la empresa de seguros venezolana La Vitalicia y fue presidente de la Bolsa de Valores de Caracas. Según versiones periodísticas, posee buenas relaciones con el gobierno y su empresa de seguros tiene muchos contratos con instituciones estatales. También es tío de la esposa de Zuloaga.
“Algunos dicen que él es la cara de un grupo de empresarios, algunos muy cercanos al gobierno, que se asociaron para comprar Globovisión”, sostiene el analista político Carlos Romero. “Todo el mundo espera que los nuevos propietarios se lleven bien con el gobierno y el oficialismo”.
Romero señaló que la venta tendría que ser aprobada por Conatel, el organismo regulador de las telecomunicaciones. Conatel está dirigido por funcionarios cercanos al gobierno y ha sido extremadamente hostil hacia Globovisión. El año pasado, Conatel le aplicó una multa de $2.2 millones al canal por presuntamente promover un clima de odio e intolerancia mediante su cobertura informativa de unos violentos disturbios carcelarios en el 2011.
“Si Cordero fuera enemigo del gobierno, de ninguna manera Conatel le permitiría comprar el canal”, señaló al CPJ María Fernanda Flores, vicepresidenta de Globovisión e integrante de su directorio.
Ni Cordero ni Conatel respondieron las llamadas telefónicas del CPJ para que ofrecieran sus declaraciones.
El mes pasado, el gobierno omitió a Globovisión de la lista de los primeros 11 canales autorizados para efectuar la transición de transmisión análoga a digital en Venezuela, y esta omisión hubiese podido ser un golpe mortal para el canal, según versiones periodísticas.
Pero es de presumir que el canal será incluido en la transición digital con otros propietarios más cercanos al gobierno, según Roberto Giusti, presentador de un noticiero de Globovisión.
Además, expresó Giusti, es casi seguro que Conatel le renueve la concesión radioeléctrica a Globovisión cuando esté en manos de Cordero. La señal de Globovisión es trasmitida a las ciudades de Caracas y Valencia en señal abierta y mediante cable al resto del país.
“Si compras un canal de TV cuya frecuencia vence en dos años, lo haces porque tienes algún tipo de garantía gubernamental de que la concesión será renovada”, explicó Giusti. “De lo contrario no tiene ningún sentido. Es una inversión multimillonaria. Nadie haría esa inversión si vas a salir del aire en dos años”.
En la redacción de Globovisión el ambiente era sombrío la semana pasada. La reportera investigativa María Iginia Hernández contó que había venido a Globovisión después de que el gobierno forzó a la radioemisora donde trabajaba a salir del aire. Ella subrayó que si los nuevos propietarios deciden suavizar el tono de la cobertura, ya no habrá ningún espacio en Venezuela para los reportajes de denuncia.
No obstante, Flores, la vicepresidenta de Globovisión, opinó que tendría poco sentido que los nuevos accionistas inviertan grandes sumas en Globovisión, cuya sintonía proviene de telespectadores que esperan ver una cobertura informativa crítica, solamente para convertir a Globovisión en otro canal progubernamental de escasa televidencia. Flores acotó que sería más barato silenciar a Globovisión negándole una nueva concesión en dos años.
“Ellos están adquiriendo una marca muy fuerte y con mucha credibilidad”, resaltó Flores. “Si quieren convertirla en otra televisora chavista, ¿para qué gastarse el dinero?”