Irán y China impulsan el encarcelamiento de periodistas al nivel más alto en los últimos 14 años

Basadas fundamentalmente en acusaciones por supuestos delitos antiestatales, autoridades encarcelaron a 145 reporteros en todo el mundo. Eritrea, Myanmar y Uzbekistán figuran entre los peores carceleros de la prensa. Un informe especial del CPJ

 

Desde África hasta las Américas, más periodistas son encarcelados actualmente que en ningún otro período desde 1996. (AFP)

Publicado el 8 de diciembre de 2010

NUEVA YORK

La embestida sostenida contra voces críticas en Irán y la supresión brutal del periodismo étnico en China han impulsado el número de periodistas encarcelados en el mundo hasta su nivel más alto desde 1996, según reveló el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ por sus siglas en inglés). En su censo anual de periodistas encarcelados, el CPJ identificó a 145 reporteros, editores, y fotoperiodistas en prisión hasta el 1 de diciembre, un aumento de nueve desde el registro de 2009.

Irán y China, ambos con 34 periodistas presos, son los peores carceleros de la prensa: juntos constituyen casi la mitad de la suma mundial. Eritrea, Myanmar y Uzbekistán completan los peores cinco carceleros entre las 28 naciones que encarcelan a periodistas.

“El aumento en el número de periodistas encarcelados en el mundo es una situación vergonzosa”, señaló director ejecutivo del CPJ, Joel Simon. “Es provocado en gran parte por una pequeña cantidad de países que encarcelan sistemáticamente a periodistas–países que están en guerra con la información misma”.

Sorprenden los datos de Irán donde se indica que los encarcelamientos no proceden simplemente de la redada tras las elecciones de 2009, sino de un asalto sostenido contra voces críticas que continúa hasta hoy. Sólo en los últimos dos meses, según la investigación del CPJ, las autoridades iraníes han detenido a cuatro periodistas. Entre los detenidos figuran escritores internacionalmente conocidos como Issa Saharkhiz, un veterano periodista de medios estatales que se convirtió en columnista reformista, y otros como Navid Mohebbi, un bloguero que cubre temas sobre los derechos de la mujer quien, con 18 años, es la persona más joven del censo del CPJ.

El número de encarcelamientos en China advirtió un aumento significativo desde 2009 cuando el CPJ encontró 24 periodistas presos. Este crecimiento fue propulsado por una serie de reclusiones de periodistas uigures y tibetanos que comenzó en la segunda mitad de 2009 y continuaba en 2010, y cuyos detalles se difundieron en recientes informes sobre sus procesos judiciales. Los periodistas uigures y tibetanos cubrían asuntos étnicos y los violentos disturbios de los últimos años, temas oficialmente prohibidos. Estos periodistas son también vulnerables porque el Partido Comunista, que autoriza todos medios del país, no les reconoce. Los detenidos incluían a un escritor tibetano conocido como Buddha quien llamó la atención a las disparidades económicas entre Tibet y el resto de la nación en una revista ahora prohibida, y Gheyrat Niyaz, editor de un sitio Web uigur quien comentó sobre la violencia étnica en la Región Autónoma de Xinjiang Uighur del extremo oeste.

Tanto China como Irán se basan mucho en el uso de vagas acusaciones de delitos contra el Estado. Pero el CPJ encontró que la aplicación abusiva de supuestos delitos antiestatales –tales como traición, subversión, o actuar contra los intereses nacionales–ocurre en todo el mundo y representa la mayor causa del encarcelamiento de periodistas. Al menos 72 reporteros en todo el mundo están detenidos por acusaciones semejantes. Entre ellos figura el editor de periódico de Kazajstán, Ramazan Yesergepov, recluido por acusaciones de divulgar “secretos estatales” tras haber humillado al servicio de seguridad al publicar memorandos que revelaban su influencia política sobre un caso local de impuestos. El periodista tunecino de la televisión Fahem Boukadous está detenido por acusaciones de “dañar el orden público” por su cobertura de manifestaciones laborales en una región minera remota. En Burundi, Jean-Claude Kavumbagu, editor del sitio Web de noticias Net Press, enfrenta a acusaciones de traición por haber escrito una columna de opinión que cuestionó si las fuerzas de seguridad del país eran capaces de detener un ataque terrorista. Y en Vietnam, el bloguero Pham Thanh Nghien fue encarcelado por supuestos delitos contra el Estado por haber criticado el manejo de funcionarios sobre un fondo compensador para familiares de pescadores fallecidos.

“La justificación legal para encarcelar periodistas varía de país a país”, agregó Simon. “Pero el motivo es casi siempre lo mismo: aplastar a los que desafían la autoridad del estado”.

El aumento reflejado en el censo de 2010 ocurre a pesar de la liberación de 17 periodistas cubanos quienes habían sido presos por delitos antiestatales desde la embestida gubernamental contra disidentes en 2003. La Iglesia Católica, con la participación del gobierno español, llegó en julio a un acuerdo con el gobierno de presidente Raúl Castro Ruz que propició la liberación de todos los presos políticos encarcelados desde la redada de 2003. Aunque las autoridades cubanas no hicieron explícito que la liberación de los detenidos estuviera ligada a su exilio, esto es obviamente lo que el gobierno quería. Todos los que han sido liberados hasta ahora viajaron inmediatamente a España. Tres periodistas arrestados en 2003, en rechazo a la aparente insistencia de Cuba de que abandonen el país a cambio de su libertad, permanecieron en la cárcel hasta el 1 de diciembre. Un cuarto periodista cubano, detenido en 2009, también permanece preso.

Eritrea es el tercer peor carcelero de periodistas de 2010, con 17 periodistas encarcelados hasta el 1 de diciembre. Once de los presos eritreos han sido detenidos en lugares secretos sin acusación por una década. El gobierno eritreo se ha negado a revelar cualquier información sobre estos 11 detenidos, quienes fueron capturados durante un aislamiento brutal de la prensa independiente. Informes no confirmados han indicado que cuatro de los periodistas encarcelados en Eritrea tal vez hayan muerto, resultado del maltrato recibido en cautiverio. El CPJ buscar corroborar estos informes y mientras tanto sigue incluyendo a estos periodistas en su censo de 2010 como una forma de hacer al gobierno eritreo responsables por sus destinos.

Con 13 periodistas en prisión, Myanmar es el cuarto peor carcelero del mundo. Entre los encarcelados figura Hla Hla Win, reportero del Democratic Voice of Burma (Voz Democrática de Myanmar), una organización radicada en Oslo, dirigida por exiliados y conocida por su periodismo implacable. Hla Hla Win fue detenido después de entrevistar a monjes budistas por una crónica ligada al aniversario de la llamada Revolución Azafrán de 2007, una serie de protestas lideradas por monjes y suprimida por una feroz fuerza militar.

Uzbekistán llegó al quinto lugar en la lista de deshonra del CPJ con seis periodistas encarcelados hasta el 1 de diciembre. Los detenidos incluyan a Dzhamshid Karimov, sobrino del presidente, quien está recluido contra su voluntad en una institución psiquiátrica por su cobertura crítica de las políticas sociales y económicas del gobierno.

Al menos un periodista falleció en la cárcel en 2010. El editor camerunés Germain Cyrille Ngota Ngota fue encarcelado después de que él y otros periodistas preguntaron a un asesor presidencial sobre una supuesta desviación de fondos de la petrolera estatal. Un certificado de muerte inicial responsabilizó a funcionarios de la prisión por negligencia, aunque el gobierno negó después cualquier responsabilidad.

Por primera vez desde 2004, los Estados Unidos no aparece en el censo como una país que encarcela a periodistas. Durante años, fuerzas militares estadounidenses detuvieron periodistas en Irak, Afganistán, y la Bahía de Guantánamo por tiempo indeterminado, sin acusaciones ni debido proceso. Todos estos periodistas fueron eventualmente liberados sin corroborarse ninguna acusación criminal, pero al menos 14 pasaron meses o años en detención. El último de los detenidos, Ibrahim Jassam, un fotógrafo freelance quien colaboró para Reuters, fue liberado sin cargo en febrero. Había pasado 17 meses en prisión. CPJ hizo campaña durante años para convencer a militares estadounidenses sobre la necesidad de cambiar sus prácticas de detención.

A continuación se describen otras tendencias y detalles que surgieron tras el análisis del CPJ:

El CPJ cree que los periodistas no deben ser encarcelados por su trabajo. La organización envió cartas expresando preocupación a cada uno de los países que han encarcelado a un periodista.

Durante el año pasado, las campañas del CPJ ayudaron a lograr la liberación temprana de al menos 46 periodistas presos.

La lista del CPJ es un recuento de los que estaban presos hasta la medianoche del 1 de diciembre de 2010. No incluye los muchos periodistas encarcelados y liberados durante el año; informes sobre aquellos casos se pueden encontrar en el sitio Web del CPJ: www.cpj.org. Los periodistas permanecen en la lista del CPJ hasta que la organización determina con certeza razonable que han sido liberados o que han muerto en detención.

Los periodistas que desaparecen o son secuestrados por entidades no estatales, incluyendo bandas criminales o militantes, no figuran en el censo de periodistas presos. Sus casos son clasificados como “desaparecidos” o “secuestrados”.

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