Pico más alto de periodistas muertos en una década
La mitad en Irak; número record en Somalia |
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Foto, desde la izquierda (comenzando con Ajmal Naqshbandi): Teru Kuwayama, Reuters, Journalistic Freedoms Observatory, UZNews, Toronto Star, The Washington Post, Kommersant, Shabelle Media, Kidane familia, Journal Peru, NUSOJ |
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Nueva York, 18 de diciembre del 2007–Los periodistas fueron asesinados en números inusualmente altos durante el 2007, convirtiendo a este año en el más mortífero para la prensa en más de una década, según un análisis de fin de año del Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés). En el mundo, el CPJ encontró que 64 periodistas cayeron en cumplimiento de su trabajo en el 2007–ocho más que el año pasado–mientras investiga las muertes de otros 22 reporteros para determinar si están relacionadas con su labor periodística. El CPJ sólo ha registrado un año con mayor número de víctimas mortales: 1994, cuando 66 periodistas cayeron, muchos de ellos en los conflictos de Argelia, Bosnia y Ruanda.
Por quinto año consecutivo, Irak fue el país más mortífero para la prensa en el mundo. Sus 31 víctimas constituyen casi la mitad del número de periodistas caídos. Muchas de las víctimas fueron blanco de ataques y asesinadas, como el reportero del The Washington Post Salih Saif Aldin, quien murió en Bagdad de un solo disparo a la cabeza. En total, 24 de las muertes en Irak fueron asesinatos y siete fueron producto de fuego cruzado durante combates. Pistoleros no identificados, bombarderos suicidas, y operaciones de los militares estadounidenses constituyeron una serie de riesgos fatales para los periodistas iraquíes. Todos excepto uno de los 31 periodistas muertos eran ciudadanos iraquíes. Casi todos trabajaban para los medios locales, aunque nueve trabajaban para organizaciones de noticias internacionales como The New York Times, ABC News, Reuters, y The Associated Press. El número de muertos en Irak es consistente con el del 2006, cuando 32 periodistas cayeron en represalia por su trabajo. “Trabajar como periodista en Irak sigue siendo una de los tareas más peligrosas del planeta”, indicó el Director Ejecutivo del CPJ, Joel Simon. “Los periodistas están siendo perseguidos y asesinados con una regularidad alarmante. Son secuestrados a punta de pistola y encontrados muertos más tarde o son ejecutados en el mismo lugar. La mayoría de los muertos son iraquíes y muchos trabajan para agencias internacionales de noticias. Estos periodistas entregan sus vidas para que todos nosotros podamos estar informados sobre lo que sucede en Irak”. Doce trabajadores de medios, como escoltas o conductores, también murieron en Irak. Desde el principio de la guerra en marzo del 2003, 124 periodistas y 49 trabajadores de medios han caído, convirtiendo a éste en el conflicto más letal para la prensa en la historia reciente. Más de un tercio trabajaba para organizaciones de noticias internacionales. Somalia fue el segundo país más mortífero para los medios de comunicación en el 2007, con siete periodistas caídos por su labor. “La violencia aterradora en Irak eclipsó un ambiente de creciente deterioro para los medios en Somalia”, explicó Simon. “Los periodistas en Somalia enfrentan, a diario, riesgos cada vez más graves”. Dentro de las siete muertes en Somalia se encuentran los asesinatos seguidos de dos conocidos periodistas. Mahad Ahmed Elmi, director de la radio Capital Voice en Mogadiscio, murió tras recibir cuatro impactos de bala en la cabeza. Horas después, una mina terrestre detonada remotamente le quitó la vida a Ali Iman Sharmarke, uno de los dueños de HornAfrik Media, al salir del funeral. Las muertes de periodistas aumentaron en todo África, de dos en el 2006 a 10 este año. En el 2007, dos periodistas murieron en Eritrea y uno en Zimbabwe. Más allá de las cifras abrumadoras, el CPJ documentó cambios positivos: en Colombia, ningún periodista cayó en cumplimiento de su labor por primera vez en más de 15 años. Y por primera vez desde 1999, no hubo muertes de periodistas vinculadas a su labor periodística en las Filipinas. El asesinato es la causa principal de muertes relacionadas con el trabajo periodístico en el mundo. Al igual que en años anteriores, casi siete de cada 10 periodistas muertos en el 2007 fueron asesinados. (El resto lo componen muertes relacionadas con la cobertura de combates o muertes durante coberturas peligrosas). En noviembre, el CPJ anunció una campaña global contra la impunidad para buscar justicia en los asesinatos de periodistas. La campaña está concentrada en las Filipinas y en Rusia, dos de los países más mortíferos para la prensa en los últimos 15 años. A pesar de condenas recientes en ambos países, la tasa de impunidad en cada uno se mantiene en un 90 por ciento aproximadamente. “Los asesinatos no resueltos propagan el miedo, la autocensura y vulneran la labor de la prensa”, señaló Simon. “Es necesario enjuiciar a los asesinos de periodistas para así romper el ciclo de impunidad”.
En cada región del mundo, periodistas críticos o aquellos que cubrieron temas delicados fueron silenciados. En Pakistán y en Sri Lanka, cinco periodistas cayeron en represalia por su trabajo. Bombarderos suicidas provocaron tres de las cinco muertes en Pakistán, incluyendo la de Muhammad Arif de la estación televisiva ARY One World TV, quien estaba entre las 139 personas que cayeron cuando artefactos explosivos estallaron durante la bienvenida a la ex Primera Ministra Benazir Bhutto. En Sri Lanka, aviones de combate de la fuerza aérea bombardearon la estación de radio Voice of Tigers, causando la muerte de tres empleados. Un asesinato se registró en los Estados Unidos, cuando un sujeto armado y enmascarado le disparó al editor del periódico Oakland Post Chauncey Bailey mientras caminaba hacia el trabajo. La policía actuó con rapidez para arrestar al pistolero. Millones de personas en todo el mundo fueron testigo del aparente asesinato deliberado del fotógrafo japonés Kenji Nagai por tropas de Birmania durante la embestida contra manifestantes antigubernamentales en Rangún. No se han llevado a cabo acciones para enjuiciar al asesino. El asesinato del editor turco-armenio Hrant Dink fuera de las oficinas de su diario en Estambul provocó conmoción en la prensa turca y en la comunidad internacional. En Kirguizstán, el periodista independiente de Uzbekistán Alisher Saipov fue baleado y asesinado a quemarropa, y en Perú, el popular comentarista de radio Miguel Pérez Julca fue muerto a balazos frente a su familia. Nepal, los territorios ocupados de Gaza y Cisjordania, Haití, Honduras, y Rusia también figuran en la lista con periodistas caídos por su trabajo este año. Cinco periodistas están clasificados como desaparecidos, tres de ellos en México. El CPJ, fundado en 1981, compila y analiza las muertes de periodistas cada año. El plantel del CPJ aplica un criterio estricto para cada caso en la lista anual de periodistas caídos; los investigadores indagan independientemente y verifican las circunstancias detrás de cada asesinato. El CPJ considera un caso relacionado con su trabajo sólo cuando su plantel tiene certeza razonable que un periodista cayó en represalia directa por su trabajo; en fuego cruzado, o cumpliendo una tarea de riesgo. Si el motivo aún no es claro, pero existe posibilidad que un periodista haya caído en relación directa con su trabajo, el CPJ clasifica el caso como “no confirmado” y continúa investigando. La lista del CPJ no incluye periodistas que murieron por enfermedades o en accidentes –como en una colisión vehicular o accidente aéreo– a menos que el accidente haya sido ocasionado por una acción hostil. Otras organizaciones de prensa que utilizan criterios diferentes registran números de periodistas caídos más altos que el CPJ. Una lista preliminar de los periodistas caídos por su trabajo en el 2007, con una cápsula informativa para cada caso, está disponible en el sitio Web del CPJ. Además hay cápsulas informativas de cada uno de los casos no confirmados que el CPJ sigue investigando y cápsulas sobre los trabajadores de medios caídos. Una lista final de periodistas caídos por su labor será difundida el 2 de enero del 2008. |